El
trabajo que hoy traducimos del francés, Les Ymagiers du Graal,
fue publicado en la revista masónica
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Así ocurre con la imagen del laberinto
cuyo trazado nos recuerda que, para Perceval y otros valientes, la búsqueda
del Graal pasa por numerosos caminos que se complican sin motivo, se enredan
y finalmente se pierden... para encontrarse al final de la prueba. Pero
el dédalo Sobre varios dibujos, el artista ha figurado el árbol de la vida. Imagen que reconduce a la del árbol Axis Mundi cuyas alusiones son frecuentes en los relatos artúricos. Pero son otras composiciones de Villard las que retienen más particularmente nuestra atención. Una de entre ellas reúne el oso y el cisne, dos animales que evocan directamente un misterio indisociable de las regiones boreales del mundo. No olvidemos que el nombre de Arturo deriva de Arctus (el oso). El príncipe que reúne la ejemplar caballería de la mesa redonda alude directamente al tema de una realeza "polar", quedando claro que la constelación de la osa menor brilla en la cima del cielo. En cuanto al cisne, animal emblemático de Apolo hiperbóreo y del caballero Lohengrin, simboliza la pertenencia a un estado supra-humano, resplandeciente de sol y de escarcha. Este dibujo de Villard nos evoca también la estatua yacente del célebre duque Jean de Berry (1340-1416) que reúne las imágenes del oso y del cisne, ilustración de la enigmática divisa "Ursine el tiempo llegará", "Ursine" significaría oso-cisne y la divisa anunciaría la venida de una edad situada bajo el simbolismo de los dos animales "boreales". A los pies de la estatua yacente está esculpido un osezno en el cual es tentador reconocer la constelación que marca el centro -y la cima- del cielo boreal. Añadamos que San Ursino es el patrón de la ciudad de Bourges, capital del Berry.
Diversas tradiciones indo-europeas se ponen de acuerdo para mencionar una misteriosa tierra boreal que frecuentemente evoca a una edad de oro (o de perfección) y que es sede de una supra-humanidad. Es así como la India habla de Çveta dvàpa (la isla blanca) idéntica a Jambudvipa, el continente que domina el Meru, "montaña fabulosa de oro"1 y sinónimo de polo. Morada de los bienaventurados, este lugar es la sede de Tejas, término sánscrito que designa la luz de gloria o fuerza vital que confiere poder, influencia moral o mágica y autoridad.2 Para el Irán mazdeo, el var (el palacio) de Yima (el rey primordial) se encuentra al norte. El var, tipo de ciudadela subterránea que alumbra el Xvarnah (la luz de gloria) y donde permanecen las semillas de los seres perfectos. Centro espiritual de Grecia, Delfos estaba consagrado a Apolo Hiperbóreo. La evocación de este dios se aureola de luz dorada o se colorea de la blancura de los cisnes y del reverdecimiento inmutable de los laureles (traídos a Grecia por Apolo después de su residencia hiperbórea). En fin, para los Celtas de Irlanda, se trata de cuatro islas boreales, en el norte del mundo,3 donde ha nacido el pueblo de la diosa Dana. De estas islas nórdicas, este pueblo aporta a Irlanda cuatro talismanes reales cuyo recuerdo iba a constituir la leyenda artúrica: la lanza del dios Lug, el caldero de la abundancia (ancestro del Graal), la piedra de soberanía (colocada en el centro de Irlanda) y la espada de Nuada, forjada en la isla boreal de Findias (es decir "la blanca"), imagen emparentada con la isla blanca de la tradición india. A la llegada de los Goidels (que representan la condición humana) a Irlanda, el pueblo mágico de Dana abandona el espacio geográfico visible y medible de la isla para establecerse en otro espacio. Un espacio que escapa a la percepción ocular y que los celtizantes denominan el otro mundo mágico. Allí van a recrear reinos de los cuales algunos evocan directamente el archipiélago boreal original. Y muy particularmente en lo concerniente a Emain Ablach, la isla de los manzanos convertida en la misteriosa Avallon de los relatos artúricos. En un texto irlandés, El viaje de Bran, se nos dice que Emain Ablach es sostenida por cuatro pilares de oro y que una bruma blanca (de nuevo este color) la recubre. Bajo una forma transpuesta, ese "en otra parte" mágico es mencionado frecuentemente en las novelas de caballería. En efecto, más allá del reino artúrico que centra la Mesa Redonda, existe un espacio que escapa a cualquier topografía. Los valientes que se aventuran en él sin saber que atraviesan los límites de las tierras conocidas descubren magníficos castillos llenos de prodigios y de encantamientos. El otro mundo de los relatos
de Irlanda se manifiesta emblemáticamente. Así en un cuento, La
Courtise d'Etaine, los dos héroes pertenecen al pueblo de Dana y después
de un largo exilio entre los hombres se convierten en cisnes para alcanzar
ese otro lugar mágico. De la nieve al hielo y de esta sustancia invernal y polar a los materiales como el vidrio o el cristal, el deslizamiento de imágenes se realiza sin esfuerzo mediante un juego de equivalencias mito-poéticas. Así Tristán habla de este fabuloso "país de los vivientes" (denominación directamente prestada del legendario irlandés) donde, en el interior de un palacio de vidrio, una habitación de cristal completamente soleada espera a la bella Isolda.4 Parecido habitáculo está presente en los relatos de Irlanda, ya se trate de La Courtise d'Etaine o de la Historia del héroe Art.5 Parecido a la blancura, se podría subrayar la importancia del color verde. De mármol verde es el palacio mágico al que llega el caballero Guingamor persiguiendo un enorme jabalí blanco. Aquí el ciervo blanco es reemplazado por un animal fabuloso que evoca el término sánscrito Varahi, esa "tierra del jabalí" que, según René Guénon, es el equivalente para la India de la Hiperbórea de los Griegos.6 De color verde, por la hierba que lo recubre, aparece el monte Doloroso en cuya cima resplandece un pilar de cobre dorado. Allí, como nos cuenta Wauthier de Denain en su Segunda Continuación, Perceval, en tanto que mejor caballero del mundo, recibirá de la hija de Merlín una capa verde. Completamente vestida de verde se aparece la dama llamada Rubia Esmeralda al valiente Bello Desconocido. Y el broche de su abrigo igualmente verde le fue ofrecido por una hada residente en "la isla del mar de hielo";7 evidente alusión a las tierras boreales y a esa última Tula buscada por Pytheas. Sería posible multiplicar los ejemplos en que el color verde marca una imagen de centralidad (un polo simbólico, como el monte Doloroso). Así con la esmeralda gigante unida a un pino inmenso (el Axis Mundi) de la mágica Fuente de Barenton en el relato de Chrétien de Troyes titulado Yvain. El
símbolo
polar Se trata del motivo, ya mencionado, que representa por cuatro veces un imaginero acabando de esculpir una estatua. Motivo que incorpora el trazado de una esvástica. En varias obras, René Guénon ha puesto en evidencia la significación de este signo: la esvástica es principalmente un símbolo polar. Por su centro pasa el eje del polo y sus cuatro brazos en escuadra pivotan alrededor de este eje. En la tradición india, la esvástica adquiere todo su significado ya que se la centra sobre el monte Meru (y por tanto sobre la isla Blanca). En consecuencia, y puesto que se trata de un símbolo del cuaternario con sus cuatro brazos, es posible relacionarlo con las islas boreales del celtismo irlandés. Y, además, la esvástica, frecuente en el arte celta, marca esta incontestable imagen de centralidad (idéntica en su significación a la noción de polo) que constituye el ómfalos de Kermaria (cerca de Pont-l'Abbé).9 Heredada del celtismo y de las invasiones germánicas,10 la esvástica aparece más raramente en la época medieval, aun cuando se descubran representaciones variadas de ella en el arte heráldico, como lo atestiguan algunos ejemplos que reproducimos a continuación:
Si un lugar tan solemne representa el centro boreal (o polar) -es verdad que no abiertamente, pero sí de manera que deja al lector descubrir su escondida significación- conviene interrogarse sobre su posible relación con la esvástica. En la lectura del relato, no aparece ninguna traza aparente de este símbolo y sin embargo cabe suponer que interviene en la génesis arquitectural del lugar. En efecto, la situación exacta de las cuatro columnas que ocupan (y forman) el centro de la sala perfectamente cuadrada implica la cuádruple disposición de la escuadra según el trazado siguiente:
Contemplando esta composición de
Villard, descubrimos otro dibujo lindante y que, al menos en apariencia,
parece no tener ninguna relación con el que merece nuestro mayor interés.
En apariencia... ya que, en realidad, las analogías que establecen
el macrocosmos zodiacal y el microcosmos figurado por el cuerpo humano permiten
entrever un vínculo posible entre ambos dibujos. El drama del "méhaigné" y de su tierra, junto al misterio del lugar solemne donde procesionan el Graal y los objetos, debe ofrecer al héroe la ocasión de una toma de conciencia. Lo que no se producirá, ya que Perceval todavía no tiene más que una percepción muy parcial de la sacralidad transformadora de este lugar y del ritual que allí se celebra. La toma de conciencia esperada por el rey y su maisnie, habría conducido al héroe "a tomar cuerpo" -a tomar forma- en una nueva caballería. La sala del Graal, elaborada, como suponemos, según el cuádruple posicionamiento en esvástica de la escuadra, constituye el lugar privilegiado donde Perceval debe ser "transformado" para acceder a una condición más alta que aquella exigida por la excelencia caballeresca de la Mesa Redonda. Villard y Chrétien parecen decir que toda creación superior, tanto la de un maestro imaginero como la de un rey formador de caballeros, se opera a partir de una centralidad polar. Este tipo de creación "toma cuerpo" en una espacialidad donde a través de la esvástica -figura cuadrada pero que visualmente evoca un movimiento rotativo- se pasa del cuadrado terrestre, que representa la condición humana, al círculo celeste que simboliza los estados suprahumanos. O, si se prefiere, para seguir con un simbolismo caro al compañerazgo y a la Franc-Masonería -a los "hospederos del buen Dios" como decía la Edad Media- es posible traducir esta traslación del cuadrado al círculo por la unión de la escuadra y el compás. Ahora, descubrimos en la Segunda Continuación una historia que ilustra ciertos temas mencionados. La
nave del cisne El texto insiste en la belleza del difunto. Una vez introducido en el palacio de Arturo, este último exclama delante de su corte:
Y esta prestancia junto al hecho de que el caballero muerto es "grande y fuerte",16 parece designarle como un ser apolíneo. Lo que podría igualmente simbolizar el dorado de su túnica y, en la nave, la disposición del cuerpo extendido sobre "una tapicería de seda bordada en oro fino".17 El cisne, animal emblemático del tema griego de la hiperbórea y del céltico del Otro Mundo, lleva un collar de oro. Este objeto circular parece tanto más alusivo a la primera Edad de Hesíodo cuanto que la cadena que sujeta es de plata. A la perfección representada por la circularidad del collar que toma forma en la sustancia apolínea, le sucede un metal simbólico de la segunda Edad. Aquí, la imagen de los eslabones parece anunciar el principio de un desarrollo en el tiempo -y no de una duración que se cierra en ella misma y sinónimo de plenitud (como lo traduciría un anillo o un collar). Esta cadena sería de alguna manera la transposición del principio del "encadenamiento de los acontecimientos" inherente al periodo posterior a la Edad de Oro. El bronce que, en el enunciado de Hesíodo sucede a la Plata no es mencionado. Pero, por sus imponentes proporciones, los cirios parecen concebidos por colosos que poblaron la Tercera Edad. "Arturo nunca los había visto tan grandes",18 dice el relato. En fin, el hierro de la lanza hundido en el cuerpo de este difunto (tan apolíneo que evoca la perfección original) es una metáfora de los últimos tiempos, esta Edad de Hierro análoga al Kali Yuga de los hindúes. Guerrehès, valiente hermano de Gauvain, vengará al caballero muerto en una aventura desarrollada en tierras lejanas. Después la nave de los cisnes reconducirá a este hombre de pro cerca de Arturo. Una misteriosa dama acompaña a Guerrehès y declara en la corte que viene a buscar el cuerpo del difunto para devolverle al reino del cual, hace tiempo, era rey ... un reino que se adivina pertenece al Otro Mundo mágico. El pájaro inmaculado ha regresado pues hacia el rey blasonado por la osa estrellada a fin de retomar al ser de total perfección pero que los maleficios de la última Edad han convertido en yacente. La dama anuncia entonces que "el caballero tal vez no esté verdaderamente muerto" ya que "nació de una hada inmortal y, dice, cuando sea devuelto a su reino un prodigio se cumplirá".19 Por estas palabras, comprendemos que la perfección de la Edad original tiene el poder de resucitar. De esta Edad, si hay que creer a las tradiciones, nos han llegado mitos y símbolos. A veces retomados por poetas como Chrétien de Troyes y sus continuadores; a veces, como tomados al vuelo por un imaginero como Villard de Honnecourt. Gracias a estos artistas, hemos tenido la oportunidad de intentar penetrar sus significados. Y ¿no constituye este punto una ocasión para anticipar, aunque sea sólo alguna cosa, acerca de la Edad de luminosas plenitudes apolíneas que, se dice, debe volver al final del presente ciclo oscuro marcado por el metal de Marte?. Traducción: Antonio Guri |
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![]() Antología |
NOTAS | |
1 | Cf. Le Dictionnaire sanscrit-français de N. Stchoupak, L. Nitti y L. Renou, Adrien Maisonneuve edit. (París, 1972), pág. 576. |
2 | Ibid., pág. 289. |
3 | Cf. L'épopée irlandaise, traducción de Georges Dotti, presentación y notas de Jean Markale, Les Presses d'Aujourd'hui edit. (París, 1980), pág. 17. |
4 | Cf. Le roman de Tristan et Iseut, por Joseph Bédier, 10/18 edit. (París, 1983), pág. 163. |
5 | Como recuerda Jean Markale en L'épopée celtique, Payot Edit. (París, 1979), pág. 189. |
6 | En Symboles fondamentaux de la Science sacrée, N. R. F. Gallimard edit. (París 1979), págs. 178-179. [Ed. castellana actual: Paidós, Barcelona 1995] |
7 | Cf. Le Bel Inconnu, novela de aventuras del siglo XIII, traducida al francés moderno por Michèle Perret e Isabel Weill, Honoré Champion edit. (París 1990), pág. 64. |
8 | En Le
roman de Perceval ou le Conte du Graal, [ed. castellana en Siruela,
Madrid 1992] publicado a partir del manuscrito francés 12576
de la Biblioteca Nacional por William Roach, Librairies Droz et Minard
edit.
(Genève-París
1959), vers. 3083-84: "En la sale qui fu quarree, Qu'ele ert autant longue com lee". |
9 | Este ómfalos esta expuesto en el Museo de las Antigüedades Nacionales en Saint-Germain-en-Laye. Sobre el ómfalos y la noción de polo, cf. René Guénon, Le Roi du Monde, N. R. F. Gallimard edit. (París 1958), pág. 78. [Cárcamo, Madrid 1987] |
10 | Para el eminente runólogo Wolfgang Krause, la svástica es, en el antiguo mundo germánico, el signo de lo divino. |
11 | En efecto, al no permitirle su dolencia entregarse más a los placeres de la caza, el rey "méhaigné" se dedica en adelante a la pesca. |
12 | En La Première Continuation du Roman de Perceval, texto establecido en francés moderno por Henri de Briel, Librairie C. Klincksieck (París 1972), pág. 103. [Troyes y sus continuadores: El cuento del Grial, Siruela, Madrid 1995] |
13 | Ibid., pág. 102. |
14 | Ibid. |
15 | Ibid., pág. 103. |
16 | Ibid., pág. 102. |
17 | Ibid. |
18 | Ibid. |
19 | Ibid., pág. 112. |