Aquí publicamos la relación de cartas de Marsilio Ficino traducidas del volumen I en inglés The letters of Marsilio Ficino. Ed. Shepheard-Walwyn, Londres, 2001. Edición que a su vez es una traducción del latín, Opera omnia, tomo I. Ed. Bottega d'Erasmo, Turín, 1962. La presente traducción ha sido realizada teniendo en cuenta ambas ediciones.
Antología de Textos Herméticos

QUOD IDEAE SECUNDUM PLATONEM IN DIVINA MENTE SINT
ACERCA DE QUE LAS IDEAS, SEGÚN PLATON, ESTÉN EN LA INTELIGENCIA DIVINA

MARSILIO FICINO

Marsilio Ficino saluda a Giovanni Cavalcanti, su amigo único.

Nuestro Platón en el Timeo, imitando y confirmando a Timeo el pitagórico, declara que el mundo fue engendrado a partir de Dios. Y nos presenta la causa triple de esta creación: eficiente, final y formal. Sostiene, pues, que el mundo fue hecho por la potencia de Dios, mediante la gracia de Su bondad, como un modelo de sabiduría divina. Y del mismo modo que los modelos del edificio completo y de sus partes están en la mente del arquitecto, los modelos de este mundo entero y de sus partes están en la inteligencia divina por encima del mundo. A ese mundo de más allá lo llama mundo de la inteligencia y eterno, y a éste, mundo temporal y sensible. A los modelos de las cosas en aquel mundo los llama ideas, y a las semejanzas en éste, imágenes y sombras. Por tanto, es lícito y somos libres de burlarnos de cierta gente malévola que proclama de manera tan estúpida que Platón expuso equivocadamente que las ideas universales y los principios están separados tanto de los cuerpos físicos como de la divina inteligencia, e incluso los unos de los otros como las nubes dispersas en el aire por el viento. Pero ya que hemos aducido muchas cosas en contra de ellos en los libros que escribimos en tu casa de Regnano, baste ahora citar como único testimonio lo que Platón dice en el Timeo.

Consideremos en primer lugar, plantea, lo que se acostumbra a preguntar acerca del universo antes que cualquier otra cosa: si ha existido siempre como universo sin ningún principio generador o si fue generado a partir de un principio original. Ciertamente, puede ser visto y tocado, y es físico. Todas las cosas de este tipo afectan a los sentidos y son percibidas a través de ellos. Se está de acuerdo en que tales cosas han sido engendradas y generadas. Ahora bien, afirmamos que lo que es creado necesariamente debe ser creado por una causa. Es verdaderamente difícil hallar al hacedor y padre del mundo, y cuando uno lo ha encontrado, es imposible manifestarlo a la gente ordinaria.

Consideremos de nuevo si el hacedor del mundo imitó un modelo que es siempre uno y siempre el mismo, o bien hemos de decir que siguió uno que ha sido creado. Si el mundo es bello y su hacedor es bueno, él habrá preferido imitar un modelo eterno; en caso contrario, cosa que ciertamente sería opuesta a la ley divina, habría seguido un modelo generado en vez del eterno. Ya que en verdad el mundo es la más bella de las cosas que han sido engendradas y su autor es la mejor de las causas, no hay duda de que siguió un modelo eterno. Así, la creación ha sido producida de acuerdo con ese modelo, que sólo puede ser comprendido por la inteligencia y la sabiduría y que permanece inmutable. De ello resulta necesariamente que este mundo es una imagen del otro.

Y un poco más tarde, Platón añade: digamos por qué razón el autor de todas las cosas quiso la creación y constituir este universo. Él era bueno, y lo bueno nunca está afectado por ninguna sombra de envidia. Dado que la envidia era tan extraña para él, deseó que todas las cosas fuesen tan semejantes a él como les fuese posible. Si alguien entre los hombres prudentes acepta esto como la causa primera de la creación del mundo, acepta ciertamente lo más exacto.

Un poco más adelante, Platón continúa: hay que decir también que este mundo es un ser vivo e inteligente creado por la divina providencia. Veamos lo que se puede deducir de esto. ¿A qué ser hizo Dios semejante el mundo? No nos parece que lo hiciera semejante a ninguna especie particular de ser, pues si hubiese sido hecho similar a un ser imperfecto, ciertamente no sería bello. Por el contrario, consideramos que fue hecho semejante al ser del cual otros seres son parte como individuos y por género. Aquél abarca en su seno a todos los seres vivientes que sólo pueden ser percibidos por la inteligencia, del mismo modo que este mundo nos contiene a nosotros y a todos los otros seres percibidos por los sentidos. Por consiguiente, Dios, queriendo hacer a este mundo semejante en todo al más bello y más perfecto de todos los seres que pueden concebirse, lo produjo bajo su mirada conteniendo dentro de sus límites a todos los vivientes acordes con su naturaleza.

¿Decimos correctamente que hay un mundo? ¿No sería más adecuado decir que hay muchos, o mejor innumerables mundos? En verdad hay uno, ya que está formado a imagen del uno. Puesto que contiene a todos los seres vivos que pueden ser inteligidos, no puede tener compañero alguno. En caso contrario, debería haber otro ser que contuviese a los dos y del cual ambos fuesen partes. Y no se diría correctamente que este mundo es una copia de ellos, sino de este tercero. Por tanto, este mundo debe ser lo más semejante a ese ser absoluto en su soledad y unidad; por ello no fueron engendrados ni dos ni un número infinito de mundos, sino que fue hecho, y será siempre, un solo mundo unigénito.

Mas oye a Timeo el pitagórico, maestro de Platón, quien manifestó con palabras similares que las ideas habitan en Dios. El mundo, dice, es la mejor de las cosas que han sido generadas ya que proviene del más perfecto creador, quien no miró a ningún modelo hecho por la mano sino a una idea y a la sustancia inteligible. La creación, hecha en exacto y perfecto acuerdo con esta idea, es de una belleza incomparable y sin enmienda posible. Este mundo es completo en todo momento en lo que concierne a los sentidos, ya que su modelo, que contiene en su seno a todos los seres inteligibles, no deja nada fuera de sí puesto que es el confín absolutísimo de lo que es inteligible, tal como este mundo lo es de lo sensible. Así habló Timeo.

Hemos oído cómo las ideas de todas las cosas están en un modelo viviente y eterno que es lo más excelente de todo lo inteligible, es omnipresente y absoluto de manera que nada inteligible puede existir fuera de él. Un modelo así no puede ser otro que Dios. ¿Qué podría ser más claro que esto?

Cuando Platón dijo que Dios hizo a todas las cosas sensibles semejantes a las inteligibles, añadió que El las hizo semejantes a sí mismo. El modelo original es casi lo mismo que Dios. Verdaderamente, por muchos tipos de criatura que haya en este mundo, hay al menos tantas ideas en Dios, es decir, principios inteligibles por medio de los cuales todas las cosas son creadas. No obstante, las formas creadas que están en la materia que no está viva en sí, no viven, o apenas lo hacen. Mas las ideas que están en el Dios por sí viviente, viven en Dios. Por eso dice Platón en el mismo libro: con su pensamiento, la inteligencia divina ha reproducido tantas formas en este mundo como ideas ha visto en su sí mismo viviente.

Esto es lo que Platón sostuvo, Giovanni, como has oído. Sus predecesores y aquellos que le siguieron también lo sostuvieron. Cree a Marsilio: quien mantenga algo distinto disiente de la verdad.

Traducción: Marc García.

 

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