Aquí publicamos la relación de cartas de Marsilio Ficino traducidas del volumen I en inglés The letters of Marsilio Ficino. Ed. Shepheard-Walwyn, Londres, 2001. Edición que a su vez es una traducción del latín, Opera omnia, tomo I. Ed. Bottega d'Erasmo, Turín, 1962. La presente traducción ha sido realizada teniendo en cuenta ambas ediciones.
Antología de Textos Herméticos

POETICUS FUROR A DEO EST
EL FUROR POETICO PROCEDE DE DIOS

MARSILIO FICINO

Marsilio Ficino saluda a Antonio Pelotti y Baccio Ugolini.

Cuando yo junto a mis buenos amigos Antonio Calderini y Bindaccio da Ricasoli leíamos lo que cada uno de vosotros había escrito en alabanza de Carlo Marsuppini, discípulo de las Musas, convinimos que era ciertísima la opinión de Platón de que la poesía no procede de la habilidad sino de un furor. Y aunque no sea necesario dar razones cuando una cuestión es manifiesta, citaré no obstante las que aporta Platón acerca de ello.

Platón trata en el Fedro y en el Ion acerca del furor divino y menciona tres señales principales de él. La primera: sin Dios, difícilmente puede un hombre solo alcanzar la maestría en un arte, incluso después de un largo tiempo, pero los Poetas verdaderos, entre los que afirma que se encuentran Orfeo, Homero, Hesíodo y Píndaro, han introducido en sus obras signos ciertos y muestras de todas las artes. En segundo lugar: quienes se encuentran en un estado de furor profetizan muchas cosas maravillosas que poco después, cuando su furor se ha calmado, ellos mismos no alcanzan a entender, como si no hubiesen hablado ellos sino que hubiese clamado Dios por medio de ellos como a través de trompetas. En tercer lugar: ni los hombres más prudentes ni los más eruditos desde su primera edad llegan a ser los mejores poetas. En verdad, por el contrario, algunos eran como locos, como se sabe de Homero y de Lucrecio, o bien muy incultos, como Hesíodo testifica de sí mismo y tal como Platón escribe que eran Ion y Tínico de Calcis, los cuales, más allá de su habilidad, producían improvisadamente una Poesía prodigiosa.

Platón añade que algunos hombres muy ineptos son poseídos de este modo por las Musas porque la divina providencia desea mostrar a la humanidad que los poemas luminosos no son invenciones humanas sino regalos del cielo. Lo indica en el Fedro cuando dice que nadie, por más diligente y erudito que haya sido en todas las artes, ha sobresalido en poesía si no se ha añadido a estas cualidades la ardiente pasión del alma que experimentamos cuando nos inflamamos por la presencia de Dios actuante en nosotros. Este ímpetu lleva consigo la semilla de la mente divina.

Adiós.

4 de marzo de 1473.

Traducción: Marc García.

 

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