La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, es uno de los tratados alquímicos más conocidos en el Occidente moderno. El misterio rodea la figura de su autor, que firma con el sobrenombre de Ireneo Filaleteo, obligado a ocultar su verdadera identidad y cambiar de nombre en innumerables ocasiones para evitar envidias y persecuciones, como él mismo indica en su obra: ..."ojalá que el Oro y la Plata, estos grandes ídolos que el mundo entero ha adorado hasta ahora, fueran de tan poco valor como el estiercol. ¡Entonces, nosotros, que somos duchos en este (arte), no estaríamos obligados a escondernos;"...

Y más adelante: ..."erramos vagabundos de nación en nación sin obtener morada segura. Y aunque lo poseemos todo, debemos contentarnos con poco; ¿en qué somos pues felices, si no es en la contemplación, donde el alma experimenta una gran satisfacción? Muchos creen, siendo extraños a este arte, que si lo poseyeran harían esto o esto otro: es lo que nosotros creímos antaño, pero vueltos prudentes por los peligros, hemos escogido un método más secreto."

Para constatar en rigor: "He encontrado al mundo en un estado tan corrompido que no se encuentra practicamente nadie entre los que se dan una imagen de hombre honesto o que anuncian su amor al bien común, en quien la finalidad personal última no sea un interés sórdido e indigno"...

Confesando abiertamente: "Pero es inútil hablar, lo que hemos visto, tocado y elaborado, lo que tenemos y conocemos, lo declaramos solamente movidos por la compasión que sentimos hacia los buscadores"...*

Un gran agradecimiento entonces por devolver lo recibido generosamente.

Antología de Textos Herméticos
A PROPÓSITO DE
LA ENTRADA ABIERTA
AL PALACIO CERRADO DEL REY
CARLOS ALCOLEA
Ireneo Filaleteo, "inglés de nacimiento" (S. XVII) y "habitante del universo" tal como lo firma de su puño y letra al final de esta Obra, transcribe lo que se le va revelando en distintas etapas o grados, caracterizados por las constantes disoluciones y coagulaciones a las que él mismo se ve sometido en un proceso de maduración que culmina en una depuración tal, que la alquimia mineral asocia a la pureza del Oro por ser este aquí en la Tierra la materialización del Sol. En otras palabras, esta piedra posee las cualidades del Sol, que para el Filósofo Hermético es "orden y la manifestación de la Unidad al nivel del Jardín del Paraíso".1

Anónimo. Arcana Divina, 1725.
Desde su aparición, La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey generará una honda impresión entre los Hijos del Arte, al punto que aún hoy continúa siendo un referente en tanto transmite una instrucción a la par que vehicula la posibilidad de entrar en una familiar y cotidiana comunicación con todos los integrantes del Agartha, el centro espiritual subterráneo vinculado con el Colegio Invisible. Estado que, como dice Santo Tomás de Aquino, "no está bajo el sol". Se trata del "gobierno interno del Mundo", de acceso restringido.
…es una puerta estrecha, e incluso una puerta cerrada, para aquellos que no están cualificados para pasarla; es decir, la vía es impracticable para aquellos en quienes queda el más pequeño rastro de egotismo, ya sea físico o psíquico. Para "pasar más allá del Sol", uno debe haber abandonado todas las posesiones, ya sean del cuerpo o del alma; a diferencia de todo lo que queda fuera, en la multiplicidad, a aquellos que están cualificados para entrar se les describe como "unificados". Las puertas del Paraíso están guardadas por el Ángel de la Espada Flamígera, y precisamente de la misma manera, en los textos indios, la entrada se describe como cubierta, ocultada y defendida por rayos de luz, cuyas manifestaciones externas cortan el paso a todos aquellos que son agnósticos (ignorantes) de Dios. Los rayos sólo se retiran para el transformado por la Gnosis de Dios, y entonces se ve una vía abierta, una vía que coincide con lo que se llama en el hinduismo el "Rayo Preeminente", y en el cristianismo el "Rayo Obscuro", porque no es visible exteriormente, sino que se funde en la Obscuridad Divina, donde no brilla ningún sol, sino sólo el Espíritu a quien, igualmente en el hinduismo y el cristianismo, se le llama la "Luz de las luces"2

Emblema hermético-alquímico.
La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey conduce pues, al interior del propio buscador donde se halla el Mercurio de los Sabios, nuestro agente coadyuvante en la destilación del Elixir de Inmortalidad. Concepto en las antípodas de la ansiada vida eterna, en un horizonte intelectual tan mortalmente anodino como literal en el que nos manejamos los habitantes de este fin de ciclo.

Grabado hermético-alquímico coloreado.
Recién comenzamos a leer la obra, el autor sale al paso presentándose como Filaleteo, Filósofo Anónimo que ha alcanzado los arcanos de la Medicina, Química y Física. Y se ofrece amistosamente tendiendo la mano a quienes se hayan extraviado en el laberinto del error, para que los Adeptos lo vean como su par y su hermano, apremiando a reconocer y seguir la Luz gracias a la cual regresar sin peligro. Y es importante tener en cuenta que utiliza precisamente el verbo "regresar", puesto que se trata de un retorno al origen del que no hemos salido sino ilusoriamente. De ahí que se lo considere como la restitución a un estado anterior a la caída y se lo equipare a un despertar a la conciencia de Unidad.

Además, el autor asegura que no se trata de fábulas sino de experiencias reales que dice haber visto, hecho y conocido, lo cual podrá comprobarse resiguiendo el hilo de esta Enseñanza que opera auténticas transformaciones por la influencia Espiritual que vehicula.

Evangelicae Historiae Imagines, 1593.
…esta doctrina no es la suma de enseñanzas de cualquier tipo, aún las más osadas y modernas, sino bien por el contrario la coincidencia de todos los lugares y tiempos, desde donde podemos escoger la vía esotérica adecuada para nuestra realización intelectual-espiritual; obtenida esta última, mediante la experiencia proporcionada por nuestro trabajo hermético, o sea esotérico.3

François de Aguilón. Óptico, detalle, 1613.
Habrá quien ponga en duda esta posibilidad o directamente la niegue de acuerdo a su manera de pensar. Lo cierto es que son miles las voces que dan cuenta de la experiencia e insisten en decir que se trata de morir a todo. Escuchemos a una de ellas:
lo que ha sido lo habitual comienza lentamente a morir, ya que van desapareciendo las valorizaciones (a las que nos aferramos hasta el último momento) pero que terminan por expirar definitivamente, siendo suplantadas por otras perspectivas. Este cambio de piel equivale a un renacimiento en el que todo se estrena y las cosas se presentan como inéditas y flamantes en su realidad íntima, tal cual ellas son en sí y no falsificaciones de la ensoñación.4
Labor a la que se entrega alegremente el Filósofo Anónimo Filaleteo. Y para facilitarnos la tarea nos explica en primer lugar la necesidad del Mercurio, también llamado
la Sal de los Sabios, sin la que, quienquiera que deseara operar, sería como un arquero que disparase flechas sin cuerda. Y sin embargo, no se le puede encontrar en ningún lugar sobre la tierra. No obstante, el hijo es formado por nosotros, no creándolo, sino extrayéndolo de las cosas que lo encierran, con la cooperación de la naturaleza, de un modo admirable, por un arte muy sagaz.5
A esto mismo apunta Isaías al afirmar no haber "visto ni oído Dios alguno por medio de una percepción orgánica limitada, pero [sus] sentidos descubrían el infinito en cada cosa".6

Grutesco Hermético.
Metropolitan Museum of Art.
Una vez familiarizados con el Mercurio de los Sabios, se puede comprender que en realidad es Él quien habla a través del autor que se presta a ello con alegre y desinteresada disposición, comenzando por revelarnos los principios que lo componen, lo cual queda reflejado mediante enigmas mitológicos como los que se ofrecen a continuación:
Aprended pues quiénes son los compañeros de Cadmo, cuál es la serpiente que los devoró y cuál es esta encina hueca donde Cadmo traspasó a esta serpiente. Sabed quiénes son las palomas de Diana, que venció al león cautivándolo; este león verde que es realmente el dragón Babilonio que todo lo mata con su veneno. Sabed finalmente lo que es el Caduceo de Mercurio, con el que opera maravillas, y quiénes son estas ninfas a las que instruye encantándolas, si queréis alcanzar el objeto de vuestros deseos.7
Bien, vayamos por partes. Cadmo es un héroe mítico eminentemente civilizador, entre cuyas hazañas recordaremos la de colaborar con Zeus para derrotar a Tifón con la ayuda del cabrero Pan, que lo convierte en falso pastor, además de dotarlo con "una flauta impostora, rectora de la muerte de Tifón",8 cuyo soplido hace que el cielo esté sereno. Conviene recordar que los pitagóricos, órficos y otras corrientes mistéricas han dado buena cuenta del poder teúrgico y terapéutico de la música, que promueve no sólo estados de ánimo, sino también rupturas de nivel en la conciencia vinculadas al multifacético juego de equilibrios consistente en ritmar el diapasón individual al tono universal.

Giulio Romano. Hades y Proserpina, regentes del Hades,
acompañados de Medusa, Cancerbero y Caronte,
embelesados por el canto de Orfeo, acceden
a su petición de liberar a Eurídice.
Palacio de Te de Mantua.
En cuanto a Cadmo, sigan los Hijos del Arte su ejemplo y tomen nota de la advertencia de Zeus, en tanto que si se retrasa la contienda, el Olimpo será azotado, pues las celestiales armas están ahora en manos del contrario. Medítese asimismo en la apariencia que adopta el Héroe Cadmo por arte del hijo de Hermes –Pan– vinculado con Dioniso, lo que como todo lo demás, también tiene una razón de ser, con tres, cuando no cuatro niveles de lectura, así como que la flauta impostora recibida del Fauno sea un arma con la que extraer armonías capaces de contrarrestar la acción destructiva y al contrario.

Willem Goeree. Typhon, 1700.
De Cadmo, cuenta el mito que mató a la serpiente de Marte que se hallaba en la fuente del dios a la que llega, tras ser movilizado por la profecía del Oráculo de Delfos que le insta a dejar de buscar a su hermana Europa raptada por Zeus en forma de toro, y permanecer atento a las señales que se le han de manifestar mediante una res que saldrá a su encuentro en unos campos solitarios, sin haber sufrido yugo ni servidumbre ninguna y a la que ha de seguir hasta su detención; lo que tiene lugar junto a una gruta de vivas, fértiles y hondas aguas, donde mora la susodicha serpiente que matará a los acompañantes del Héroe. Adviértase que se trata de un "animal dual que cambia su piel y que por un lado simboliza la muerte y las energías ctónicas y por otro la eternidad y la sabiduría celeste"9 manifestadas en las aguas vivas, fértiles y profundas de la gruta donde habita.

Hendrick Goltzius. Cadmo mata al dragón, 1573-1617.
Atención pues a lo que este ofidio bestial representa, para lo cual nos valdremos de Ovidio, que en su poética revela el modo en que se manifiesta el ser del tiempo mediante un orden circular, o mejor, espiral, que da lugar a las estructuras culturales en la tierra –que el propio tiempo devora–, como reflejo de las revoluciones que los astros y constelaciones realizan en sus orbes:
por sus crestas insigne y su oro:
de fuego rielan sus ojos, su cuerpo henchido todo de veneno
y tres rielan sus lenguas, en tríplice orden se alzan sus dientes.
(...)
Ella, escamosos, en volubles nexos sus orbes
tuerce, y de un salto se curva en inmensos arcos,
y en más de media parte erguida hacia las leves auras
bajo sí contempla todo el bosque y de tan grande cuerpo es, cuanto,
si toda la contemplas, la que separa a las gemelas Osas.10

Miscelánea astronómica.
Osa Mayor, Draco y Osa Menor, s. XV.
Bibliothèque municipale Lyon, ms. 172, fol. 41r.
La bestia como tal, ligada a la regeneración cíclica, custodia como se ha dicho, la fuente de Ares, deidad a la que los latinos invocamos con el nombre de Marte.
Dios de la guerra, imprescindible para una perpetua renovación universal, destruye en el escenario del Mundo todo lo que ya es inútil e innecesario, aunque a simple vista no sea siempre claro su papel regenerador.11

Paolo Veronese.
Venus y Marte unidos por Amor, 1557.
Como se comprenderá, la influencia de esta energía marcial para nada es neutra. La batalla se libra en el interior contra todo aquello que se opone a la realización espiritual, es decir, contra uno mismo en tanto se identifica con el medio en el que se desenvuelve y participa, o sea, el mundo y sus negocios de todo tipo: económicos y políticos, sentimentales, ideológicos, pasionales, etc., a partir de lo cual ha sido modelado este monstruo bicéfalo –dual (cornudo)– que es uno, revestido con los apegos, miedos, fobias, manías y un sin fin de pringosas adherencias que cada cual alimenta al gusto.

En este sentido, fijémonos ahora en las invocaciones y conjuros de unas brujas a las que se dirige la dueña de sus encantamientos y agente secreto de todos los males –así se presenta Hécate en la célebre obra de Shakespeare–, para reclamar que no haya sido llamada a participar o manifestar la gloria de su arte, en palabras de la diosa del inframundo. Por lo que las conmina a reparar las faltas cometidas preparando sortilegios e incantaciones teúrgicas en torno al caldero, para nosotros el equivalente a experimentar en nuestro athanor u horno alquímico que cuece y sublima las impurezas –en una diversidad de estados y situaciones– operándose transformaciones a tiempo completo, los treinta y un días del mes exudando veneno, sin dejar de invocar ritualmente en una constante oración del corazón, que no pide nada y todo agradece. Por eso, y como enseñan las brujas, "No cese, no cese el trabajo, aunque pese!, Que hierba el caldero y la mezcla se espese!":
Bruja 1. Giremos en torno de la ancha caldera, / y cuaje los filtros la roja lumbrera. / Oculto alacrán que en las peñas sombrías / sudaste veneno los treinta y un días, / sé tú quien se cueza de todos primero / al fuego del bodrio que dora el caldero.12

Macbeth.
Escena conjuro brujas.
La cocción está regulada por el calor de un Fuego inmaterial cuya fuerza viene dada en virtud del amor al que se entrega la individualidad volcada en tales menesteres. Cada quien se aplica al régimen según las luces que le han sido dadas, y aunque el procedimiento no debería ser complicado, hay momentos en que las dificultades en forma de incomprensiones y tonteras varias en una multiplicidad apabullante lo convierten en un auténtico calvario, siendo estos precisamente los ingredientes de la receta a cocinar. Cuan difícil es reconocer la chatura de nuestras concepciones en la maraña de conductas contradictorias, fruto del carácter y condiciones del contexto en que nos ha tocado existir; lo mismo vale para todas las suposiciones en las que nos refugiamos hasta el fin, y en general las pretendidas posesiones mentales, acerca de las cuales se ha dicho que son las más esclavizadoras.

En ello están las brujas, echando al caldero lo propio en la piel de astuta culebra donde están inscritos los secretos cosmogónicos, así como las tragaderas de ruindad y vileza larvada, lo que vuela y lo que repta en la falta de claridad, y en fin, una diversidad de ingredientes que retratan al ser humano con sus grandezas y miserias, luces y sombras, vicios y virtudes. Ilusiones y esfumaturas hechas de la misma materia que los sueños, como dejó dicho Shakespeare en boca de Próspero y bien lo saben las brujas, contentas con registrar el completo derrumbe del hombre viejo representado por Macbeth y su contraparte femenina, con asiento en primera fila para asistir por primera vez al asombroso espectáculo de la nada absoluta.
Bruja 2. Echemos el lomo de astuta culebra: / su unión con el caldo el infierno celebra / garguero de buitre y de vil renacuajo; / alas de murciélago, pies de escarabajo, / ojos de lagarto, lengua de mastín / plumas de lechuza y piel de puercoespín. / Así nuestro hechizo, y al hado le pese, / desgracias y horrores igual contrapese…13
El siniestro cocido se completa con una docena de ingredientes añadidos de acuerdo a la receta que hierve y espesa. Y he aquí que la mezcla se enfriará con sangre de mono, en el inglés original del drama shakesperiano, Babuino. Animal presente en el antiguo Egipto, considerado como una de las formas que adopta el dios Thot, patrón de los escribas humanos análogo al Hermes griego que da nombre a la Tradición Hermética. Con sus características alas en el casco y las sandalias, su principal atributo es el caduceo. Acerca de ello el lector encontrará más adelante explicaciones precisas de las maravillas que opera el Mercurio de los Sabios con su caduceo mágico. Varita en torno a la cual se enroscan dos serpientes, tal como lo muestra la imagen.

Caduceo. Artesonado
castillo Dampierre, Francia.
Por el momento, bien merece detenerse a meditar en el profundo significado que encierra la invocación de las brujas, así como que la mezcla se enfríe y espese –coagule– precisamente con sangre de babuino, que como ya se ha dicho, es una de las formas que toma el escriba divino y simboliza al pintor-ilustrador sagrado entre los antiguos egipcios. En este sentido, recordaremos una poesía traducida por Miguel-León Portilla referida a la figura del tlacuilo –término náhuatl que significa pintor-ilustrador–, y que viene a designar lo que se entiende hoy día como escriba, pintor, escritor o sabio:
El buen pintor: entendido, llevando a dios en su corazón,
Pone su corazón divinizado en las cosas,
En diálogo con su propio corazón...
Al mismo tiempo en otro poema traducido por el mismo autor se habla del zuquichiuhqui, el ceramista.
El que da un ser al barro:
De mirada aguda, moldea, amasa el barro.
Al barro enseña a mentir.
En diálogo con su propio corazón,
Hace vivir las cosas, las crea...
Si se tiene en cuenta que el mundo es una pintura, y las palabras crean un mundo se comprende mejor la función del tlacuilo y aún la del ceramista que como él,
hace vivir las cosas, las crea.
Hermes en la Tradición Griega cumplía estas mismas funciones, a las que habría que agregar las de inventor del lenguaje humano, de origen fonético, o mejor silábico-cantado.14
Funciones que también corresponden a las de nuestro Mercurio de los Sabios, al punto de poder afirmar que se trata de una misma entidad iniciadora en los Misterios –psicopompo–, aunque con distinto nombre.

Carro alegórico, celebraciones en Medellín.
Mercurio dios del comercio, 1913.
Foto, Benjamín de la Calle.
Ahora retomemos el hilo inicial que de nuevo nos lleva con Cadmo, el héroe conducido por el oráculo hasta una caverna de aguas profundas, asimilada al corazón humano, lugar donde se producen las iniciaciones, la muerte del hombre viejo y el nacimiento del nuevo ser regenerado, el niño alquímico que como Jesús nace en una gruta, o en un pesebre, símbolos análogos. Cabe recordar la alegoría de la caverna de Platón que presenta a sus prisioneros encadenados a creer que las sombras de los seres y objetos de este mundo son la única realidad. O sea, que el propio sueño en el que está sumido el hombre moderno es el guardián formidable, análogo al ofidio bestial que priva de la vida a los desprevenidos compañeros de Cadmo, y que custodia el tesoro que se oculta en el fondo –el Conocimiento del Sí Mismo o despertar de la Conciencia, la apertura del tercer ojo o sentido de la Eternidad–, al igual que lo hacen otras entidades como el Minotauro en el centro del célebre laberinto que recorre Teseo con el hilo de la enseñanza que le ofrece la Tradición encarnada por Ariadna, o Lucifer en la Comedia de Dante, por poner un par de ejemplos conocidos.

"Fata viam invenies",
"encontrarás el camino del destino".
Laberinto castillo Dampierre, Francia.
Afrontando su destino, el héroe traspasará al monstruoso ofidio en la encina que le cierra el paso, quedando clavada al par, según lo narra Ovidio y da cuenta el autor del tratado alquímico, quien reconoce en el mito de Cadmo un relato extraordinario en clave simbólica que oculta el procedimiento de la Gran Obra.

Vencida la abominable cobra, por las auras celestes se desliza Palas con Sabiduría. La diosa Atenea ordena sean sometidos a la tierra los dientes de la extinta resistencia. De la siembra nacerá una estirpe viborina que se exterminará a sí misma con ahínco por la fuerza marcial del rigor y su individualismo, sobreviviendo de entre ellos tan sólo cinco, provistos con luces para reconocer el carácter indomable del rito y su poder transmutatorio. Ellos serán los nuevos compañeros de Cadmo y sus cuitas las nuestras.

Hendrik Goltzius.
Cadmo y los dientes del dragón.
Por lo que, como el protagonista del mito, estaremos al servicio de Marte indefinidamente al dar muerte al dragón-serpiente en la gruta a Él consagrada. Además de recibir de la propia Atenea –Sabiduría– instrucciones precisas para lograr el gobierno interno del mundo. En el caso de Cadmo, este hecho tendrá su proyección exterior y concretará en la fundación de Cadmea –la futura Tebas– siendo bendito por la Gracia de Zeus que le concede la mano de Harmonía, según lo narra Apolodoro en su Biblioteca Mitológica.15

Las Bodas de Cadmo y Harmonía.
Mosaico romano de Azuara, Zaragoza.
Tratando de no perder el hilo mientras desbrozamos en la medida de nuestras posibilidades conceptos e ideas cosmogónicas y metafísicas que se ocultan en unos enigmas laboriosos de asimilar, recordaremos ahora un fragmento de la cita transcrita íntegramente del original al comienzo de este estudio:
Sabed quiénes son las palomas de Diana, que venció al león cautivándolo; este león verde que es realmente el dragón Babilonio que todo lo mata con su veneno.16

Daniel Mylius.
Philosophia Reformata, 1622.
El enigma de "las palomas de Diana, que venció al león cautivándolo", se resolverá conociendo lo que simbolizan estas figuras así como el modo en que se relacionan. Por un lado está el rey de la selva, asociado al sol por su color y potencia e igualmente vinculado a los rayos representados en su magnífica cabellera. Es asimismo "imagen del poder y del sexo masculino".
Emblema del evangelista Marcos su rugido es análogo a la rotundez de la transmisión doctrinaria; su impasibilidad es sinónimo de sabiduría y protección contra las energías disolutivas.
En la India Krishna es el león, el que también es tomado como la luz y la energía de la deidad. Igualmente en el caso de Buda como también en el de Jesús. Su rugido es la doctrina y el poder emanado de ella. Aparece en el Apocalipsis como uno de los cuatro animales vivos.
El león rojo de la alquimia corresponde al fuego filosófico y es uno de los estados de los misterios menores. En la simbólica de los niveles es la tierra –como el jaguar precolombino–, el águila es el aire y la serpiente el inframundo.17
En cuanto al León verde, también simboliza la Fuerza venenosa que rezuman los egos, pasiones y deseos a los que alimentamos con mucho gusto suponiéndolos liberadores, sin tener en cuenta al contrario, que representa la esclavitud. En definitiva formas que adopta el Adversario al que conviene mantener a raya sin que eso suponga su borrado, pues su influencia está ahí, formando parte de la creación, justamente la que tiende a negarla. Es decir, que el drama cosmogónico incluye esas Fuerzas adversas, paradójicamente necesarias para que se cumplan las escrituras, esto es, el rito sacrificial. O sea, que más bien se trata de energías a transmutar en las reiteradas disoluciones de las densidades psíquicas que dan lugar a coagulaciones intelectivas.

Emblema hermético.
El León verde es pues el dragón babilonio, nombre que alude a la confusión de lenguas en la que vive el ser ordinario
sumido en un caos, signado por la ignorancia, la desorganización y el revoltijo. La iniciación lo lleva paulatinamente al concierto, la armonía, la simetría, el ritmo y por fin al centro.
Allí, sin embargo todo es indiferenciado pues en la unidad no hay acepción de personas, o cosas ningunas ya que la dualidad ha sido conciliada. Es decir nos encontramos nuevamente en un caos, por lo que el iniciado partiendo del caos inferior llega por el proceso de Conocimiento, al Caos superior, a la bien llamada docta ignorancia, donde cualquier afirmación es imposible. En las Tinieblas –más que luminosas– del No Ser.18

Emblema hermético-alquímico.
Ahora volvamos de nuevo al enigma que plantea el Filósofo Anónimo, quien se dirige con determinación a los Hijos del Arte en la enseñanza de ideas y conceptos relacionados con el mito y su poder evocativo, que facilitan el despertar de la intuición intelectual –espiritual– desempeñando una función didáctica apta para vehicular el Conocimiento. En definitiva, nos muestran "un mundo encantado de imágenes mágicas, de sombras y luces de la memoria del universo, reflejadas en el escenario de la conciencia"19
    
Johannes Tauler.
Helleleuchtender Hertzens-Spiegel, 1705.
Sabed quiénes son las palomas de Diana, que venció al león cautivándolo;…20
La siguiente cita aclara y despeja interrogantes al respecto:
Las alas y las plumas significan un impulso hacia lo alto, hacia la Inteligencia del alma que al combinarse con otros símbolos animales los "espiritualizan" haciéndoles cambiar su significado, o mejor, complementéndolo.21
Ese es el caso de la serpiente emplumada que en sí sintetiza lo que vuela y lo que repta, asimilado a Quetzalcóatl, el dios más importante del panteón mesoamericano. Héroe fundador al igual que Cadmo y patrón de las ciencias y las artes como nuestro Mercurio de los Sabios –de hecho son análogos–, cuyo caduceo mostrará claves ocultas que conducen al interior del "Palacio Cerrado del Rey", contando "con la participación espiritual activa del lector y su sed renovada de conocimientos, así como con su voluntad decidida, su pasión por lo que hace, y el equilibrio y la paciencia requeridos para la efectivización de la labor alquímica".22

Grabado de Minerva y Mercurio.
Aún queda por considerar la presencia de Diana en el enigma que plantea el Filósofo Anónimo Filaleteo. Acerca de ella nos dice que "venció al león cautivándolo", es decir, sin esfuerzo ni violencia, ejerciendo una atracción irresistible con la que ganarse la voluntad y atención de este "león verde que es realmente el dragón Babilonio que todo lo mata con su veneno". Como ya se ha dicho, todo lo que se opone a la realización interna, esto es, apegos e identificaciones de todo tipo, egos, manías, fobias, y en general hábitos viciados adquiridos por imitación en el mercado de valores que ofrece el mundo moderno.

Briton Rivière. Una y el León.
Inspirado en el poema épico de
Edmund Spenser La Reina de las Hadas.
En cuanto a Diana, es la hermana gemela de Apolo. Como diosa de los nacimientos y la fecundidad le corresponde ser el Fundamento de la Obra transmutatoria –la Realización Espiritual–, que los Hijos del Arte emprenden con determinación y confianza en la Voluntad suprema, comenzando a desplegarse y desarrollar potencialidades y talentos que permanecían en estado latente.

George Frederick Watts.
Apolo y Diana, 1855.
Sinónimo de castidad –pureza de Corazón–, la diosa lunar vinculada con las aguas cuyos flujos y reflujos recrean el aspir-expir universal, custodia la "Entrada Abierta al interior del Palacio". Una vez dentro, el Mercurio de los Sabios, personaje que sintetiza la enseñanza iniciática, nos llevará de la mano enfrentando distintos obstáculos que tienen que ver con nuestras torpezas e incomprensiones, y con suerte, si la Gracia lo dispone, arribaremos ante la puerta Solar protegida por el guardián ctónico, monstruoso como la serpiente que atraviesa Cadmo, donde se ubica el altar y se realizan los sacrificios. Es decir, el centro del templo –de uno mismo– como punto de coincidencia de todos los lugares y tiempos que indica la salida del Cosmos representada en la sumidad de la bóveda celeste por la estrella Polar, mientras que el punto opuesto de la vertical es precisamente en el interior de la tierra que el Adepto Basilio Valentín propone visitar de acuerdo al enigma "V.I.T.R.I.O.L.O, que significa 'visita el interior de la tierra y rectificando encontrarás la piedra oculta', lo cual se corresponde con el viaje al interior de uno mismo".23

Dante y Virgilio penetran en la cavidad del infierno.
Queda por recordar ahora la última de las exhortaciones que el autor hace en el capítulo dos de La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, lo que es muy de agradecer teniendo en cuenta que nos está revelando las claves para llevar a cabo una obra que si bien nos excede como seres humanos, "necesita del concurso de nuestra firme voluntad de Ser, lo que significa adecuar sobre un mismo eje nuestro libre albedrío con la Voluntad del cielo, haciendo de ello la huella permanente del Misterio en el corazón de la Manifestación Universal".24
Sabed finalmente lo que es el Caduceo de Mercurio, con el que opera maravillas, y quienes son estas ninfas a las que instruye encantándolas.25
De nuevo consultamos el Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos en la entrada correspondiente a este diagrama cosmogónico característico de la Tradición Hermética, análogo a otros que si bien se distinguen por su forma de representarse, simbolizan lo mismo, ya que vehiculan idénticos Principios:
Este símbolo consta de un bastón representando el eje del mundo –la columna vertebral en el hombre– que es una expresión de la Unidad central polarizada entre lo alto y lo bajo. Dos serpientes se enroscan en este eje simbolizando las corrientes de energía presentes en el cosmos, muy frecuentes en el lejano Oriente bajo el simbolismo del yin-yang, y en todas las Tradiciones en distintas formas, tal a la que nos estamos refiriendo.
Para los griegos y su posteridad esta figura se relaciona con el dios Hermes, mensajero y psicopompo, el cual transmite los mensajes celestes a los humanos de modo críptico y susceptibles de ser vistos, como es el caso, o trasmitidos oralmente, siendo reveladores sintéticos de otros mundos, del más allá. En la pintura y la escultura aparece este esquema en la mano del dios y es muy frecuente pues ha sido harto utilizado en distintos contextos, ya que este númen es también el del comercio. Igualmente ha pasado a la medicina y la farmacopea mediante Asclepio (Esculapio), su hijo, y por lo mismo heredero de sus atributos, en su versión emblemática y solitaria, alejado de las manos de su patrón, como se lo suele ver en las representaciones clásicas o en las posteriores iniciadas en el Renacimiento, a las que anteriormente destacábamos.
En la antigüedad europea, la simbólica de esta divinidad, Hermes, era distinta y se lo hallaba en los campos y encrucijadas representado por un falo erecto, (lingam), también símbolo del eje, e igualmente, de la bipolaridad existencial presente en la fecundación de la tierra (yoni).
Así, pues, el diagrama nos es conocido por los diversos aspectos de su representación y se lo puede apreciar además en la figura del Árbol de la Vida Cabalístico donde una columna a la izquierda, se conjuga con otra a la derecha en un pilar central, reflejando igualmente las leyes de la analogía y la complementación de opuestos; el equilibrio de la balanza.
Al caduceo se le suele agregar un casco, o sombrero, que corona la figura, y –como los ángeles– dos alas, características de su función transmisora de lo oculto, o hermético. En las versiones británicas de la época romana, un simple gorro estampado en monedas y dibujado en cerámicas y otros materiales, identifica al númen (Mercurio) sintetizándolo.26

Caduceo.
Lo ordinario revela lo extraordinario, así lo entiende el autor de la Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, quien pondera el "caduceo de Mercurio con el que opera maravillas". Queda por saber “quienes son estas ninfas a las que instruye encantándolas”, que guardan gran parecido con las Musas y la inspiración que provocan.27 Los himnos órficos se refieren a estas representaciones femeninas de la Naturaleza, que figuran la magia de todo lo creado, como criadoras de Dioniso en compañía de Sileno. En concreto mencionan a las ninfas de Nysa que se deleitan en los robles –recuérdese que Cadmo atraviesa a la serpiente en uno que está hueco, símbolo de la caverna–.

François Boucher.
Mercurio (Hermes) confiando
a Baco (Dioniso) a las ninfas de Nysa, 1769.
Acerca de estas ninfas, la Wikipedia recoge lo siguiente:
Nisa es el nombre de la ninfa que crió a Dioniso en una cueva del monte Nisa junto a sus hermanas Ciseida, Erato, Erifia, Bromia y Polimnia. Según Diodoro Sículo en su Biblioteca Histórica, era hija de Aristeo.
Zeus, queriendo proteger de la ira de Hera a su hijo Dioniso, concebido con Sémele, lo encomendó a Hermes, quien a su vez, lo confió a las ninfas Nisíades que habitaban en el Monte Nisa. De esta región era Sileno, que también protegería a Dioniso, y sería su preceptor y más tarde leal compañero.
En algunos relatos posteriores sobre la infancia de Dioniso, las Nisíades son confundidas con las Híades, o bien se usa el término (al igual que Atlántides o Dodónidas) colectivamente para las Pléyades y las Híades como tutoras del dios.28
Tanto las unas como las otras, están representadas en la constelación zodiacal de Tauro, que "en el mundo romano estaba consagrado a Baco. Durante las festividades del dios se llevaba en procesión un toro ornado con guirnaldas de flores en torno al cual bailaban muchachas representando a las Híades, y a sus hermanas, las Pléyades".29

Alexander Jamieson. Atlas Celeste, 1822.
Detalle de la lámina 14 donde se aprecian las
constelaciones de Orión y Tauro con las Híades y las
Pléyades en la cabeza y hombro del toro respectivamente.
En la mitología griega, las Pléyades (en griego Πλειας Pleias, 'muchas'; Πλειάδες Pleiades, 'hijas de Pléyone'; o Πελειαδες Peleiades, 'palomas') eran las siete hijas del titán Atlas y la ninfa marina Pléyone, nacidas en el monte Cilene.30
Dicho monte, famoso por ser en una de sus grutas donde nace Hermes, representa el centro del mundo. Pero no es el único en la Geografía Sagrada de los diferentes pueblos, y todos ellos son una expresión del Paraíso, ¿lugar? equiparado al estado virginal de un comienzo. Allí mismo, Pléyone, la hija de Océano, alumbra a siete criaturas fruto de su unión con el titán Atlas. "Se dice que Artemisa –nuestra Diana–, las elevó al cielo para que pudiesen escapar de la persecución amorosa del cazador Orión",31 mientras que otras fuentes declaran que fueron "transformadas en palomas y posteriormente catasterizadas en estrellas de la constelación de Tauro por Zeus".32 En ambos casos, no deja de ser en síntesis una representación simbólica de la elevación del alma en su identificación con lo celeste, es decir, la Metanoia o "transmutación interna debida a la iniciación".33

Guido Bonatti.
De Astronomia Libri X, 1550.
En el cielo visible, el viaje de las Pléyades culmina con su retorno al punto de partida cada 52 años, lo que ha sido una de las principales referencias en el cómputo cíclico sagrado para muchos pueblos de la antigüedad. En la tradición atlante heredera de la hiperbórea, las siete nietas de Océano, hijas de Atlas elevadas al cielo, están en el centro mismo de su cosmogonía. No por nada "muchos astrónomos de la antigüedad consideran a Alcíone –una de las siete hermanas–, como el centro del sistema solar".34

De hecho, acerca de esta disposición en el firmamento hay distintos estudios basados en la correspondencia hermética entre lo de abajo y lo de arriba, que indican enclaves significativos en la geografía terrestre cuyas características orográficas presentan extraordinarias semejanzas.

Tanto Roma, circundada por siete colinas, como Barcelona con semejantes características35 son para sus fundadores el Omphalos u ombligo del Mundo. Su disposición física es un reflejo en la tierra del orden celeste, en el que las siete hermanas elevadas al cielo junto a su madre, ocupan un lugar preponderante como testigos que custodian el centro inviolable que revela la puerta de salida a lo supracósmico.

Thèodore Galle. Emblemas para Doce espejos vestidos
para el que quiere ver a veces
, de Jan David, 1610.
Ahora, quien quiera saber de acuerdo a lo enunciado en la Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey "quienes son estas ninfas a las que instruye –nuestro Mercurio con su caduceo– encantándolas", recuerde que Platón introduce un concepto semejante en uno de sus Diálogos a través de Sócrates, quien nos exhorta a "entregarnos" –se entiende que al Conocimiento, o sea, a la realización de la Gran Obra Intelectual-Espiritual– convencidos de que no hay mejor elección, "y de ese modo encantarnos a nosotros mismos".36

Boëtius Adamsz, 1624.
Rijksmuseum.
Llegó el momento de introducir un nuevo concepto de la mano del autor, que dedica el tercer capítulo de su tratado alquímico al Acero de los Sabios, al punto que lo considera la llave de la obra, "sin la cual no puede ser encendido el fuego de la lámpara por ningún artificio: en la mina del oro".37

La mina del oro es un símbolo de la caverna representada por el corazón en el ser humano, que a su vez es una reproducción a escala del corazón del Cosmos de acuerdo a la correspondencia o semejanza entre micro y macrocosmos. Pero atención, y aquí conviene fijarse bien:
el espíritu muy puro entre todos, es el fuego infernal, secreto, extremadamente volátil en su género, el milagro del mundo, el fundamento de las virtudes superiores en las inferiores…38
Si se tienen en cuenta los distintos niveles de lectura, el fuego infernal además de ser metafísicamente el "espíritu muy puro entre todos" considerado "secreto" por su naturaleza innombrable, es arquetípicamente "volátil en su género", poéticamente el "milagro del mundo" y literalmente el "fundamento de las virtudes superiores en las inferiores". Aunque la denominación de infernal también le viene de su naturaleza destructora y por ello mismo regenerativa, a la par que iluminadora y dadora de calor. Naturaleza afín a las energías ctónicas y el inframundo, literalmente el interior de la tierra a la que Basilio Valentin recomienda visitar, poéticamente el reino de los muertos, arquetípicamente la morada y asiento del ángel caído Lucifer, reverso tenebroso del capitán de las milicias celestes tal como la iconografía cristiana lo representa en las figuras de San Miguel y el Diablo –a nivel humano, San Jorge y el Dragón–, y metafísicamente el Misterio representado en la oscuridad y el caos inferior.
  
Anónimo. San Miguel, c. 1510-20.
Paolo Uccello. San Jorge y el dragón, c. 1456.
Análogamente al duplo cristiano integrado por San Miguel y el Diablo, el esoterismo hebreo también contempla de manera semejante tanto la figura de Metatrón, la potencia divina en acción, así como su contraparte oscura:
Al separarse el mal del bien, las escorias (Keliphoth) han formado un Adán invertido: Adam Belial, y por lo tanto hay un Metatron invertido, la cara oscura del ángel MikaelSamael, ángel que tiene sometidos a innumerables demonios, entidades ctónicas y no uránicas, terrestres y no celestes, las que a veces son invocadas en los ritos mágicos.39
Lado oscuro que por supuesto es compartido por su paredro femenino, la Shekinah, la inmanencia divina o "imagen de Dios –emanada de Él mismo– que lo hace inteligible, y está implícita en toda la Creación".40 De lo que se puede concluir que el Acero de los Sabios es la conciencia de la Shekinah, la llave para encender el fuego secreto en el corazón, nuestra "mina del oro" de donde extraemos el poder para reconocer lo celeste –energías uránicas– en lo terrestre –energías ctónicas–. Lo que equivale a experimentar un despertar a otras realidades o estados del Ser, poblados por entidades reveladoras. Es entonces cuando, sin salir del asombro nos preguntamos "¿es que todo esto es algo nuevo o sencillamente estaba aquí y no éramos capaces de verlo porque teníamos una descripción distinta y equivocada de la vida?".41 En cualquier caso, estamos ante un milagro equiparado al nacimiento del niño alquímico y los signos que rodean el acontecimiento:
Tú, cuando divises su estrella, síguela hasta su cuna: allí verás un bello niño. Separando las inmundicias, honra a este retoño Real, abre el tesoro, ofrécele dones de oro y, después de la muerte, te dará su carne y su sangre, medicina suprema en los tres reinos de la tierra.42

Emblema Hermético.
Por supuesto el Acero de los Sabios –la Shekinah– tiene un Imán por el que es atraído, –Metatrón– al igual que este Imán se vuelve hacia el Acero de los Sabios –la Shekinah–, siendo esta la "Mina del oro" y Metatrón "la verdadera mina de nuestro Acero", de acuerdo a lo que dice el Filósofo Anónimo de una manera encriptada, en referencia al simbolismo solar como centro de un sistema inmenso que "es también representación del Eje Polar Inmutable, Dios invisible, alrededor del cual danza la más maravillosa creación posible y siempre cambiante y una".43

Andreas Cellarius.
Harmonia Macrocosmica, Amsterdam, 1660.
Con los conocimientos precisos acerca del Mercurio de los Sabios necesario en la realización de la Gran Obra, así como los Principios que lo componen –qué es el Acero y qué el Imán–, el autor, consciente de las propias limitaciones del lenguaje a la hora de expresar la naturaleza del Magisterio, procede a explicar qué es el Caos de los Sabios, análogo a una tierra mineral en su apariencia y al mismo tiempo a "un aire volátil en el interior del cual se encuentra el Cielo de los Filósofos, en su centro".44 Aire intermediario entre lo de arriba y lo de abajo, considerado igualmente de los Sabios, que opera en secreto de manera que la Obra que estamos abordando "es pues, verdaderamente, un sistema armónico del mundo mayor".45 Mundo al que también se lo ha visto como residencia de la Inmortalidad, así como un símbolo de la conciencia de Unidad.

Nucleus Emblematum Selectissimorum.
A estas alturas ya no resultan extrañas las constantes referencias a procedimientos enigmáticos, relacionados con
la realización de un trabajo interior a través de las fuerzas individuales basándose en los temas y esquemas que ofrece la introducción a los misterios, y su particular forma o modo de manifestación, es decir en lo pequeño y en lo inmenso. El nacimiento de un hombre nuevo es equiparado al que produjo el cosmos, y la muerte física el camino donde se cumplen finalmente las expectativas de transmutación a otros mundos conseguida por el adepto, que aún en vida puede lograr el Conocimiento de otros estados del Ser universal.46
Y ello está en consonancia con el contenido de este extraordinario manual, complejo por su nomenclatura, pero que verdaderamente oculta revelaciones y rupturas de nivel en sus paradójicas explicaciones acerca de la complementariedad de los opuestos, así como en el desarrollo de la serie de capítulos dedicados a las distintas operaciones alquímicas relacionadas con los tres principios en combinación con los cuatro elementos manifestados en sus respectivos reinos, mineral, vegetal y animal. Además realiza constantes alusiones e invocaciones a los númenes para que nos sean propicios, como es el caso de Diana, domadora de las fieras salvajes "y cuyas Dos Palomas (que fueron encontradas volando sin alas en los bosques de la Ninfa Venus) templarán con sus plumas la malignidad del aire".47

De manera que no espere el buscador otra cosa que encontrar constantes referencias a trabajos, usos, circunstancias, modos, proporciones, estados, combustiones, regímenes planetarios –con sus cocciones y digestiones– símbolo de las Energías celestes vinculadas a determinados colores, fermentaciones, imbibiciones, multiplicaciones, proyecciones, coagulaciones y disoluciones, purgas, decantaciones y sublimaciones, etc. etc., ilustrando ordenadamente las distintas etapas y ciclos que se renuevan. En definitiva, lo que viene a ser el proceso de realización espiritual desde el punto de vista de la Alquimia y sus arcanos, comenzando por las distintas operaciones preparatorias y siguiendo por los demás trabajos del Magisterio.

Emblema alquímico.
Por nuestra parte, podríamos continuar escribiendo acerca de cada uno de los treinta y cinco capítulos que conforman La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, pero la idea de proporcionalidad determina el fin de estas meditaciones, no sin dar un último apunte a los Hijos del Arte acerca de este Magisterio como experiencia fuera de toda medida, al punto que el autor se hace eco de la unanimidad de pensamiento de los Sabios que lo comparan con la creación del universo.
Pues, en el principio, Dios creó el cielo y la tierra, y la tierra estaba desocupada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios era llevado sobre la faz de las aguas, y dijo Dios: "Que sea la luz" y la luz fue.48
 

Antología
 
NOTAS
* Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey. Ed. 7 ½, Barcelona, 1979.
1 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Apolo-Helios". Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.
2 A. K. Coomaraswamy. La doctrina india del fin último del hombre. Ed. Sanz y Torres, Madrid, 2007. Citado por Roberto Castro en Revista SYMBOLOS telemática número 64. https://symbolos.com/n64verano2023/novedades64.htm
3 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Enseñanza", op. cit.
4 Entrada: "Exilio", ibíd.
5 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, op. cit.
6 William Blake. Matrimonio del Cielo y el Infierno. Ed. Visor Libros, Madrid, 2003.
7 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, ibíd.
8 Nono de Panópolis. Dionisíacas I, 365. Ed. Gredos, Madrid, 1995.
9 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Delfos", ibíd.
10 Ovidio. Metamorfosis, Libro III, 30-40.
https://es.wikisource.org/wiki/Las_metamorfosis:_Libro_III
11 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. "Los siete planetas". Revista SYMBOLOS 25-26, Barcelona, 2003.
12 William Shakespeare. Macbeth. Ed. Aguilar, Madrid, 2003.
13 Ibíd.
14 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Escriba", ibíd.
15 Apolodoro. Biblioteca Mitológica, III, 4, 1-2. Ed. Gredos, Madrid, 1985.
16 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, ibíd.
17 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "León", ibíd.
18 Entrada: "Caos", ibíd.
19 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. "Memorándum", op. cit.
20 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, ibíd.
21 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Alas - Aves - Plumas", ibíd.
22 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. "Memorándum", ibíd.
23 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Descenso", ibíd.
24 Revista SYMBOLOS telemática 64. "Carta Editorial". https://symbolos.com/n64verano2023/carta-editorial-64.htm
25 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, ibíd.
26 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Caduceo (gr.)", ibíd.
27 Ver entrada: "Ninfas", ibíd.
28 Wikipedia. "Nisa (mitología)".
29 Marc García. Mitos del cielo estrellado. "Tauro". Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2020.
30 Wikipedia: "Pléyades (mitología)".
31 Marc García. Mitos del cielo estrellado. "Tauro", op. cit.
32 Wikipedia: "Pléyone".
33 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Metanoia" (gr.), ibíd.
34 Entrada: "Pléyades", ibíd.
35 Ver Las siete colinas de Barcelona de Mireia Valls. Ed. Mediterrània, Barcelona, 2015 y estudios de Felice Vinci y Arduino Maiuri, en Revista SYMBOLOS telemática números 54 y 55.
36 Platón. Fedón 114d.
37 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, ibíd.
38 Ibíd.
39 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. "Metatrón", ibíd.
40 Ibíd.
41 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. "Memorandum", ibíd.
42 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, ibíd.
43 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Sol", ibíd.
44 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, ibíd.
45 Ibíd.
46 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: "Gran Obra", ibíd.
47 Ireneo Filaleto. La Entrada Abierta al Palacio Cerrado del Rey, ibíd.
48 Ibíd.