Tenemos ante nosotros una de las más grandes historias de amor cuyo mito llegó a ser importantísimo en el mundo griego y romano. Recogido por el griego Plutarco de Queronea (50-140), autor de las Moralia –varios volúmenes en los que sobresale el tratado sobre Isis y Osiris que es lo último que escribió en su vida–, se considera la síntesis de su pensamiento y la experiencia de este sacerdote de Delfos.

Fiel a Platón y a los neopitagóricos su obra destila esta sabiduría en toda su extensión, dados sus viajes por el mundo mediterráneo y sus estadías en Atenas, Alejandría y Roma.

Todo lo que escribió, es decir, lo que queda de ello, está contenido, como hemos dicho, en estas dos grandes colecciones: Vidas Paralelas y Moralia donde el historiador, es decir, el que trata los temas de estas dos grandes Tradiciones, la griega y la romana, a las que agregó en Isis y Osiris la egipcia, el relator de las costumbres de estas civilizaciones, a las cuales añadió los más variados temas de las artes y las ciencias de la antigüedad, se une al filósofo, y aun al sacerdote y al hombre político, para testimoniar lo más importante de la sabiduría de su tiempo. Y es muy probable que pese a ser un filósofo griego comentando el pensamiento egipcio y a pesar de que los grandes mitos griegos y sus divinidades –así como las de otros pueblos– derivaban de Egipto, su conocimiento no fuera sólo inspirado en la lectura de los jeroglíficos a los que interpretaba de modo directo –aunque parece que únicamente ideogramático (no fonético)– y las obras de Herodoto y Manetón que conocía, sino que hubiese tenido un acceso directo a los misterios de Isis y Osiris que subsistían en Grecia –y el mundo romano– en su época y que hubiera sido introducido en el ámbito del esoterismo egipcio, fundamentalmente por su maestro Amonio del que se sabe muy poca cosa, aunque, precisamente, sí que era de Egipto.*

Antología de Textos Herméticos
PLUTARCO
LOS MISTERIOS DE ISIS Y OSIRIS
TRADUCCIÓN Y NOTAS: MARIO MEUNIER
SELECCIÓN DE LOS CAPÍTULOS: LUCRECIA HERRERA**

Tríada de Osorkon II. De derecha a izquierda:
Isis, su esposo Osiris y su hijo Horus.
Estatuilla de la dinastía XXII,
Egipto. Museo del Louvre.
1. –Es preciso, sin duda, ¡oh Clea!,1 que los espíritus sensatos pidan todos los bienes, a los dioses, pero a lo que hay que aplicarse sobre todo es al conocimiento de los dioses, con toda la capacidad humana, rogándoles se dignen concedérnoslo. La verdad es lo más grande que puede obtener el hombre; la verdad es lo más augusto que puede conceder la divinidad. Dios cede todos los bienes a los hombres para cumplimentar sus necesidades; pero al comunicarles la inteligencia y sabiduría les permite ser partícipes de los atributos que le son propios y de los que hace constante uso. No es la plata ni el oro lo que constituye la felicidad divina; lo que establece su poder no es el trueno ni el rayo, sino la ciencia y la sabiduría. Nunca habló Homero mejor acerca de los dioses como cuando dijo: Los dos tienen un mismo origen y una misma patria; pero Zeus nació primero y su ciencia es más grande.2 Este poeta nos dio a conocer de este modo que la preeminencia de Zeus es más augusta por fundarse en una ciencia más amplia y sobre una sabiduría más venerable. También yo creo que la felicidad de la existencia eterna, que es un don de Dios, consiste en esto: saber que nada de cuanto existe puede escapar a su conocimiento. Si se lo privase de la posibilidad de conocer la verdad y de concebirla, su inmortalidad no sería ya vida sino duración de tiempo.

Isis, según la descripción de Apuleyo.
Athanasius Kircher, 1652.
2. –Por eso desear la verdad es aspirar a la divinidad, sobre todo la verdad en lo que respecta a los dioses. Este deseo es una especie de admisión a las cosas santas; nos incita a instruirnos sobre ellas y a buscarlas, dirigiéndonos de este modo hacia la actividad más santificadora que toda purificación y toda función sacerdotal, actividad grata, sobre todo, a esa Diosa sabia y amiga de la sabiduría, a la que has rendido un culto especial. En efecto el nombre que lleva parece decirnos que el saber y la ciencia no convienen a nadie más que a ella. Isis es palabra griega, tan griega como el nombre de Tifón.3 Tifón es cegado por el humo de la ignorancia y del error, siendo enemigo de dicha divinidad; no procura más que destrozar y empañar la palabra sagrada. Pero la Diosa Isis sabe reunirla en su integridad, mantenerla en su orden y transmitirla a los iniciados que se consagran al culto de su divinidad. En efecto, al obligarles a seguir un régimen constantemente moderado, a abstenerse de manjares abundantes y de placeres de Afrodita, amortigua en ellos la destemplanza y la sensualidad. Inaccesibles a la molicie, les acostumbra a persistir en las santas prácticas, de una constante devoción, prácticas cuya finalidad es la obtención del conocimiento del Ser primero, soberano, accesible a la inteligencia solamente del Ser que la Diosa Isis nos anima a buscar cerca de ella, puesto que vive y reside con ella. Por otra parte, el nombre que ha recibido el templo de la Diosa indica claramente que encierra el conocimiento y la ciencia del Ser que existe. En efecto, ese templo se llama Iseión, 4 es decir, la casa en la que podemos adquirir la ciencia del Ser, si penetramos piadosa y atentamente en los santuarios consagrados a Isis.

Fresco de una reunión de isiacos, siglo I d. C. Un sacerdote
atiende un fuego mientras otro sostiene una vasija
de agua sagrada a la puerta de un templo
flanqueado por esfinges. Pintura
de Herculaneum.
3. –Además, numerosas autoridades afirman que Isis es hija de Hermes; otras, no menos numerosas, pretenden que es hija de Prometeo. Unos apoyan su aserto en que Prometeo pasa por ser el inventor de la sabiduría y la previsión; los otros, en que Hermes es considerado como el descubridor de la escritura y la música. Por esa razón también se llama en Hermópolis a Isis la primera de las Musas,5 al mismo tiempo que Justicia. Como ya hemos dicho, para indicar que la sabiduría está en ella y que revela las cosas divinas a aquéllos que verdadera y justamente merecen ser llamados Hieroforos y Hierostulos.6 Los primeros son aquellos que conocían las doctrinas sagradas relativas a los dioses guardándolas limpias de toda superstición e indiscreción, llevándolas en sus almas como un cofrecillo sagrado. Los últimos, para darnos a entender que las doctrinas referentes a los dioses son en parte obscuras y están rodeadas de sombra, y en parte claras y brillantes, revisten las estatuas con un ropaje sagrado que manifiesta estos diferentes aspectos. Por otra parte, vistiendo también con ropas parecidas a los sacerdotes de Isis que fallecen, se quiere indicar que la palabra divina está con ellos, y que se dirigen a la otra vida sin llevar consigo nada más que esta sola palabra. Lo que hace a los filósofos, Clea, no es, en efecto, la costumbre de criar luenga barba, ni la de cubrirse con un manto raído. Tampoco los vestidos de lino ni la costumbre de afeitarse hace a los sacerdotes de Isis. El verdadero Isíaco es aquel que habiendo recibido, por vía legal de la tradición, todo cuanto se enseña y practica relativo a estas divinidades, lo somete al examen de la razón, y se esfuerza, por medio de la filosofía, en profundizar toda la verdad.

(...)

9. –Los reyes eran elegidos entre los sacerdotes o entre los guerreros, porque ambas clases, una por valor y la otra en virtud de su sapiencia, gozaban de especial estima y consideración. Cuando el rey proclamado procedía de la clase de los guerreros, entraba, tan pronto había sido elegido, en la de los sacerdotes; entonces se le iniciaba en aquella filosofía en la que tantas cosas estaban ocultas,7 encerradas en fórmulas o mitos que velaban con una obscura apariencia la verdad y la manifestaban por transparencia. Eso es, sin duda, lo que quieren darnos a entender los egipcios erigiendo gran número de esfinges ante sus templos, como para indicar que la sabiduría de su doctrina sagrada es completamente enigmática.8 Además, en Sais, sobre el frontón del templo de Athena,9 que creen es la misma divinidad que Isis, se leía esta inscripción: Soy todo cuanto ha sido, todo cuanto es y todo cuanto será, y mi velo no ha sido nunca levantado por mortal alguno.10 También, según dicen algunos, el nombre propio de Zeus en lengua egipcia es Amón,11 palabra que nosotros los griegos hemos alterado pronunciándolo Ammón. Manetón12 el Sebenita opina que este vocablo significa cosa oculta, acción de ocultar. Hecateo de Abdera13 añade también que los egipcios se servían de este vocablo para llamar a alguien ya que esta voz es imperativa. Así, dirigiéndose al primer Dios, el mismo según ellos que está en el Universo, como a ser invisible y oculto, le invitan y exhortan, llamándole Amón, a mostrarse ante ellos y a descubrirse. Ya veis hasta qué punto llegaba la circunspección de la sabiduría egipcia en lo referente a las cosas divinas.

10. –Esto es lo que testifican los griegos más ilustres: Solón, Tales, Platón, Eudoxio, Pitágoras, y, según algunos, también Licurgo. Fueron a vivir a Egipto y llegaron a gozar intimidad con los sacerdotes. Por eso se dice que Eudoxio escribió las lecciones de Conufis de Memfis; que Solón prestó oídos a las del saíta Sonchis, y que Pitágoras conversaba con el heliopolitano Enufis.14 Según parece, este último griego, lleno de admiración por aquellos hombres que también le admiraron a él, intentó imitar su lenguaje simbólico y sus enseñanzas misteriosas, rodeando su doctrina de enigmas. En efecto, ninguna diferencia hay entre los textos jeroglíficos y la mayoría de los preceptos de los pitagóricos, por ejemplo: No comer sobre un carro. No sentarse sobre la fanega. No plantar palmeras. No avivar el fuego del hogar con una espada.15 Personalmente creo asimismo que los pitagóricos, al llamar a Apolo "la mónada", a Artemis "la díada", a Athena [Atenea] "la septenaria" y a Poseidón "el primer cubo",16 quisieron imitar lo que hay edificado sobre los templos de Egipto, lo que en ellos se practica, y, ¡por Zeus!, lo que sobre ellos se puede ver grabado. Por ejemplo, los egipcios representan a Osiris, su señor y rey, por medio de un ojo y un cetro. También hay algunos que pretenden que ese nombre significa "que posee muchos ojos", puesto que os en lengua egipcia quiere decir "mucho" e iri quiere decir "ojo".17 También figuran el cielo, que nunca puede envejecer puesto que es eterno, representado por un corazón posado sobre un brasero cuya llama conserva el ardor. Había en Tebas un cuadro que representaba a los jueces sin manos y a su presidente con los ojos cerrados: era para indicar que la justicia no debe aceptar regalos ni dejarse seducir. Los guerreros lucían un escarabajo grabado en el sello de sus anillos. Esto se debía a que no existe el escarabajo hembra: todos son machos. Se perpetúan depositando su germen en una especie de materia a la que dan forma de bola, más que como substancia alimenticia, como lugar reservado a la generación.

Osiris como dios del Más Allá.
Detalle de la tumba de Sennedjem, c. 1290 a. C.
11. –Por eso, tantas veces cuantas oigas lo que la mitología egipcia relata sobre los dioses: que anduvieron errantes, que fueron desmembrados, que sufrieron innumerables tormentos parecidos, tendrás que recordar lo que hemos dicho, no creyendo que todo ello hubiera sucedido de la manera que se cuenta. Por ejemplo, los egipcios no dan a Hermes18 el nombre de perro, pero teniendo en cuenta la buena vigilancia que presta ese animal, su constante guardia, la sagacidad con que, para servirnos de los términos de Platón, sabe distinguir sus amigos de sus enemigos reconociendo a unos e ignorando a los otros, atribuyen todas esas cualidades al más sagaz de los dioses. Tampoco creen que el sol haya salido del seno de un loto, como un niño recién nacido, sino que ésa es la manera de representar la salida de ese astro, y dejar entender que la actividad de su llama está alimentada por la humedad. De la misma manera, el más cruel y temido de los reyes de Persia, Ochos,19 príncipe que cometió numerosos asesinatos y acabó por degollar al buey Apis haciéndolo servir a sus amigos en la comida, fue motejado por los egipcios con el nombre de Cuchilla y todavía hoy consta con este nombre en la lista de los reyes. No es que quisiesen manifestar su esencia al denominarle de ese modo, sino que comparan su inhumanidad y desenfreno a un instrumento de carnicería.
De esta manera, Clea, precisa acoger y aceptar sobre los dioses, lo que de ellos relatan y explican los espíritus que unen el sentido religioso al filosófico. Conservando en la práctica la observancia de las prescripciones relativas a las ceremonias santas, creyendo que nada podría ser más del agrado de los dioses que tener sobre ellos verdaderas opiniones, que ningún sacrificio, ni celo alguno, pudieran superar en deleite, podrás evitar un mal al que hay que temer tanto como al ateísmo: la superstición.


12. –Considera, Clea, el siguiente relato. Te lo voy a exponer de la manera más breve posible, suprimiendo cuidadosamente todo lo que en él haya de inútil y superfluo.
Dícese que Rea20 tuvo con Cronos21 comercio secreto, y que el Sol,22 que lo había descubierto, pronunció esta imprecación contra ella: Ojalá no pueda dar a luz ni durante el curso del mes, ni durante el del año. Pero Hermes23 enamorado de la Diosa, de la que había obtenido también favores, jugó a los dados con la Luna24 y le arrebató una septuagésima segunda parte de cada uno de sus días de luz. Con la suma de todas aquellas septuagésimas segundas partes, formó cinco días, que añadió a los restantes trescientos sesenta. A esos cinco días los llaman aún los egipcios de nuestros días Epagomenos, es decir, adicionales, y durante este período celebran el aniversario del nacimiento de los dioses.25

Ojo de Horus personificado ofreciendo incienso al dios entronizado Osiris en una
pintura parietal de la tumba del artesano Pashedu (TT3), siglo XIII a. C.
Se dice que Osiris nació el primer día y que en el momento de nacer se oyó una voz que decía. El señor de todas las cosas aparece bañado por la luz. Además, también se cuenta que en Tebas cierto Pamylés acudió a pozar agua al templo de Zeus, oyendo en aquella ocasión una voz que le ordenaba gritase con fuerza: El gran rey, el bienhechor Osiris acaba de nacer. Pamylés obedeció, y entonces Cronos depositó a Osiris en sus manos, encargándole que le criase e instituyese la fiesta de los Pamylias, parecida a nuestras Faleforias.26

El segundo día nació Aruéris, al que se le considera como Apolo, y al que también algunos denominan Horus el Viejo.

El tercer día vino al mundo Tifón, ni a su debido tiempo ni por el camino ordinario, sino lanzándose a través del flanco materno, que abrió y rasgó asestándole un golpe terrible.

El cuarto día, Isis nació entre las marismas.

El quinto día vio aparecer a Neftis, a quienes unos llaman también Teleuté y Afrodita, y otros Victoria.

Se dice que Osiris y Aruéris tuvieron al Sol por padre; Isis era hija de Hermes, y Tifón y Neftis fueron engendrados por Cronos.27

A causa del nacimiento de Tifón, los reyes consideraron como nefasto el tercero de los días adicionales; lo pasaban hasta su noche sin emprender ningún asunto, sin ocuparse en su aseo.

También se dice que Tifón tomó por esposa a Neftis, que Isis y Osiris, enamorados uno del otro, se unieron antes de nacer en el seno de su madre, y algunos dicen que Aruéris, a quien los egipcios denominan Horus el Viejo y los griegos Apolo, nació de esta unión.

13. –Cuando reinó Osiris, sacó a los egipcios de su existencia de privaciones y de bestias silvestres, les dio a conocer los frutos de la tierra, les dio leyes enseñándoles a respetar a los dioses.28 Más tarde, recorrió toda las tierra para civilizarla. Pocas veces se vio obligado a recurrir a la fuerza de las armas, siendo por medio de la persuasión, y el razonamiento, y alguna vez encantándoles con sus canciones y todos los recursos de la música, cómo se atrajo frecuentemente el mayor número de hombres.29 Por ello los griegos creen que Osiris es el mismo dios que Dioniso.

Tumba de Nakht, Tebas, Dinastía XVIII. Egipto, c. 1400 a. C.
Durante la ausencia de Osiris [que había partido por toda la tierra para civilizarla], Tifón no se atrevió a introducir innovación alguna, pues Isis ejercía estrecha vigilancia, conservándolo todo en orden. Pero a la vuelta de dicho dios, Tifón le preparó emboscadas. Se rodeó de setenta y dos cómplices, viéndose también secundado por la presencia de una reina de Etiopía, llamada Aso.30 Habiéndose enterado en secreto de la longitud exacta del cuerpo de Osiris, Tifón hizo construir, de acuerdo a dicha medida, un cofre soberbio y notablemente decorado, ordenando lo presentasen en pleno festín. Al ver aquel cofre, todos los invitados quedaron sorprendidos y arrebatados. Entonces Tifón prometió, bromeando, que lo regalaría a aquel de entre todos que acostándose en su interior lo llenase exactamente. Todos los invitados entraron en él, acostándose, pero ninguno de ellos lo hallaba adecuado a su medida.31 Finalmente penetró Osiris, tendiéndose en su fondo tan largo cuan era. Inmediatamente todos los invitados acudieron para cerrarlo. Unos clavaron su cubierta, mientras otros lo sellaron con plomo fundido. Una vez terminada la operación llevaron el cofre al río, dejándolo llegar hasta el mar por la boca Tanítica, boca que aún hoy es execrada por todos los egipcios y a la que llaman “maldita”. Estos acontecimientos ocurrieron el día 17, del mes de Atir, según se cuenta,32 mes en que el sol pasa por el signo de Escorpión, y en el vigésimo año del reinado de Osiris. Hay algunos que pretenden que este número de años corresponde al tiempo de la existencia de este dios, pero no al de su reinado.

Typhon, de Athanasius Kircher.
Oedipus Aegyptiacus, 1652.
14. –Los Panes y los Sátiros, que habitaban en los alrededores de Chemnis,33 fueron los que primeramente conocieron estos acontecimientos. Propagaron la noticia de lo sucedido, y los temores súbitos de la muchedumbre; el espanto súbito se conoce y denomina a partir de aquel día terror pánico, en recuerdo del aquel hecho.

Informada Isis, se cortó un rizo de sus cabellos en el lugar mismo en que recibió la noticia de la desgracia, cubriéndose de luto. Aquel lugar es precisamente el punto en donde se levanta hoy la ciudad de Coptos,34 nombre que significa, según algunos autores “privación”, pues koptein tiene el sentido de “privar”, según afirman. Entonces la Diosa erró por todas partes, se presentaba en todo lugar presa de la angustia más amarga no acercándose nunca a nadie sin dirigirle antes la palabra. Finalmente, al encontrar algunos niños, les interrogó acerca del paradero del cofre. Sucedió que aquellos niños lo habían visto y le indicaron la boca por la que los amigos de Tifón habían conducido aquel féretro hasta el mar. De ahí que en Egipto se atribuya a los niños de corta edad la facultad profética, y se deduzcan presagios de las palabras que pronuncian cuando juegan en los templos, y que sus labios emiten al azar.35

Isis se enteró de que Osiris, enamorado, tuvo comercio con Neftis su hermana,36 tomándola por ella equivocadamente. Al encontrar meliloto en la corona que Osiris dejó cerca de Neftis, testimonio evidente de su unión, Isis comenzó a buscar al niño, a quien la madre, por temor a Tifón, ocultó tan pronto le dio a luz. Guiada por perros, le encontró después de grandes y difíciles penalidades. Se encargó de alimentarle, y este niño que llevaba por nombre Anubis,37 se convirtió en su acompañante y guardián. Se dice que fue destinado a guardar a los dioses, de la misma manera que los perros guardan a los hombres.

Escena del juicio del Libro de los Muertos de los antiguos egipcios. (Fragmento). La escena
se lee de izquierda a derecha. A la izquierda, Anubis lleva al escriba difunto Hunefer al área
de juicio. También se muestra a Anubis supervisando la balanza y a Thot, el escriba divino.
Luego Hunefer, habiendo salido victorioso de la prueba es presentado por Horus a Osiris
que aparece sentado bajo un dosel, con sus hermanas Isis y Neftis. (British Museum).
15. –Poco después fue avisada Isis de que el cofre, deslizándose sobre el mar, había llegado al territorio de Biblos,38 y que las olas lo habían deslizado suavemente hasta el pie de un tamarisco. Dicho arbusto desarrolló en poco tiempo un magnífico y activo crecimiento, abrazó dicho cofre, creció a su alrededor y lo ocultó en el interior de su tronco. El rey de aquellas tierras, maravillado por el desarrollo de aquel arbusto, ordenó que cortasen su tronco, que contenía aquel cofre invisible, e hiciesen con él una columna para sostener el techo de su palacio. Sabedora de este hecho por mediación de un viento divino, según se dice, Isis partió para Biblos. Al llegar se sintió desfallecida y anegada en llanto al lado de una fuente, sin dirigir la palabra a nadie, pero cuando acertaron a pasar las damas de la reina las saludó, les habló con benevolencia, se ofreció a trenzar sus cabellos y a impregnarles el cuerpo con el admirable perfume que exhalaba de su propia persona.

Árbol sagrado y relacionado con el eje del mundo, el tamarisco,
en cuyo interior se ocultó el cofre donde yacía Osiris.
Cuando la reina volvió a ver a sus jóvenes damas, se vio acometida por el deseo de saber quién era aquella extranjera, gracias a la cual sus cabellos y cuerpo desprendía perfume de ambrosía. Ordenó que fuesen a buscarla, haciendo de ella su íntima amiga, nombrándola nodriza de su hijito. El rey de aquel país se llamaba, según se dice, Malcandro.39 El nombre de la reina era, según unos, Astarté, mientras otros la llaman Saosis, y otros Nemanus, palabra que los griegos tradujeron por Atenais.40

16. –Para lactar al niño, en lugar de acercarle el seno, Isis metía un dedo en su boca.41 Durante la noche quemaba cuanto de mortal contenía su cuerpo. Dícese, asimismo, que a veces Isis se convertía en golondrina y volaba gimiendo alrededor de la columna que sustentaba el techo. Esto duró hasta que la reina, que espiaba a la Diosa como pasatiempo, lanzó agudos gritos al ver que quemaba a su hijo, y privó a este último del privilegio de la inmortalidad.42 Entonces Isis, descubriendo su calidad de Diosa, pidió la columna que soportaba el techo, desprendiendo, sin esfuerzo alguno, aquel tronco de tamarisco y cortándolo; luego lo cubrió con una fina tela, lo ungió con perfumada esencia y lo confió a manos del rey y de la reina. Este trozo de madera, encerrado en el templo de Isis, es aún hoy día objeto de veneración para los habitantes de Biblos. Tan pronto halló el féretro, se dejó caer la Diosa sobre él sollozando de modo tan agudo, que el más joven de los hijos del rey quedó muerto. Secundada por el mayor de ellos, colocó el féretro sobre un navío y se lo llevó. Pero, como sobre el río Fedros soplaba al rayar el alba un viento más violento que de costumbre, la Diosa, irritada, desecó su lecho.43

Grabado y reproducción del siglo XIX de un capitel
de columna del Templo de Isis en la isla de Filae.
Extraído del libro de Émile Prisse
D'Avennes, Egyptian Art.
17. –En el primer lugar desierto que halló en su viaje, cuando se creyó absolutamente sola, Isis abrió el cofre. Aplicó su rostro sobre el de Osiris, le besó y lloró. Pero el hijo del rey iba en pos de ella observándola en silencio. Isis le vio al volverse, lanzándole a causa de su cólera tan terrible mirada que aquel niño al no poder soportar tal terror murió en el acto. Hay quien asegura que murió de un modo muy distinto, afirmando que aquel niño cayó al mar a consecuencia de las circunstancias citadas.44 De todos modos, lo cierto es que por la Diosa recibe grandes honores, porque él es quien los egipcios celebran en sus festines dándole el nombre de Maneros. También hay quien pretende que dicho niño se llamaba Palestinos o Pelusios, y que la Diosa dio su nombre a la ciudad fundada por ella.45 Dícese asimismo que este Maneros, cantado por los egipcios, fue el creador del arte de la música.46 No deja de haber también quienes dicen que el nombre de Maneros no designa a nadie, que sólo es una palabra empleada por los hombres que beben, y acostumbrada en los banquetes para decir: Hágase todo entre nosotros con medida y oportunidad. Ese es, según se afirma, el sentido que los egipcios dan a esa palabra cuantas veces la pronuncian. Por eso será sin duda por lo que los egipcios muestran a los invitados, haciéndola llevar alrededor de la mesa, la figura de un hombre muerto colocada en un féretro; no es, como algunos suponen, como recuerdo del trágico fin de Osiris, sino para exhortar a los que beben a aprovechar el tiempo y a gozar del presente, ya que muy pronto todos se convertirán en lo que es aquel muerto, y el por qué introducen a aquel desagradable invitado.47

Fresco que representa el Navigium Isidis originalmente encontrado
en el sacrarium del templo de Isis y actualmente expuesto
en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
18. –Antes de emprender su camino para dirigirse en busca de su hijo Horus, que fue educado en Buto,48 Isis depositó el cofre de Osiris en un lugar apartado. Pero Tifón, una noche que iba de caza a la luz de la luna, lo halló, reconoció el cuerpo, lo cortó en catorce trozos y los dispersó a todos los vientos.49 Informada Isis de lo que había ocurrido, partió en su busca en una barca hecha de papiros y recorrió las marismas. Desde entonces, los que navegan entre los esquifes de papiros, no se inquietan de los cocodrilos, ya sea porque esos animales les teman, ya sea porque Zeus les obliga respetar a la Diosa. Por ello muchos sepulcros pasan en Egipto por contener a Osiris, pues Isis levantaba una tumba en todo lugar sobre el que hallaba un trazo del cadáver. Ciertos autores no admiten esa leyenda, y, según ellos, Isis modelaba imágenes con todos cuantos trozos hallaba, dándolas sucesivamente a cada una de las ciudades, como si hubiera dado el cuerpo entero. También quería que Osiris recibiese todos los honores posibles, y que Tifón, si llegaba a vencer a Horus, se equivocase al buscar el verdadero sepulcro de Osiris, engañado por la diversidad de todo cuanto pudiere decírsele o indicársele.50 La única parte del cuerpo de Osiris que Isis no pudo hallar fue el miembro viril. Tifón, se lo arrancó, lo tiró al río, y se lo comió el lepidoto, el pagro y el oxirrinco;51 de aquí el horror inspirado por dichos peces. Para reemplazar el miembro, Isis hizo una imitación, consagrando la Diosa de este modo el Falo, cuya fiesta celebran todavía los egipcios.52

19. –Más tarde, cuando Osiris regresó de los Infiernos, emprendió la tarea de aguerrir a Horus y adiestrarle para el combate. Finalmente, le preguntó qué acción consideraba más bella entre todas, y Horus le contestó: La de vengar al padre y a la madre, cuando han sido indignamente tratados. Tras esta réplica, Osiris le interrogó nuevamente, rogándole que le dijese cuál era el animal que consideraba más útil para los que entran en combate. Horus contestó que era el caballo, y Osiris, extrañado, no podía explicarse por qué no había citado al león en lugar del caballo. Horus respondió: Porque el león es útil cuando nos hallamos necesitados de defensa, pero el caballo sirve para dispersar al enemigo y exterminarlo cuando emprende la fuga. Encantado Osiris por estas contestaciones, consideró que Horus estaba suficientemente preparado para el combate. Además se afirma que entonces comenzó a pasar sucesivamente una muchedumbre de egipcios como tránsfugas a las líneas de Horus, y que Tueris, la concubina de Tifón, les siguió. Como vieran los partidarios de Horus53 que una serpiente seguía a dicha concubina cortaron en trozos al animal, y, como recuerdo de aquel hecho, actualmente lanzan entre sus filas un trozo de cuerda que cortan en pedazos. Se trabó gran combate, que duró varios días, combate que terminó con la victoria de Horus. Tifón, amarrado, fue entregado a Isis, pero la Diosa no quiso que pereciese; le desató y le concedió la libertad. Horus fue preso de gran indignación, y, poniendo las manos sobre su madre, le arrancó la diadema real que ostentaba sobre su frente. Entonces Hermes, para reemplazar dicha diadema, puso sobre su cabeza un casco en forma de cabeza de vaca. Tifón inició un proceso contra Horus pretendiendo que era bastardo, pero con ayuda de Hermes, Horus fue declarado legítimo, venciendo a Tifón nuevamente en otras batallas. En cuanto a Isis, con quien Osiris tuvo comercio después de muerto, dio a luz antes del tiempo debido, un niño débil de piernas, que recibió el nombre de Harpócrates.54

Horus–Harpócrates dentro del disco solar sobre los leones Akhet, rodeado
por el ouroboros. Papiro de Dama–Heroub, siglo XI-X a. C.
20. –Esos son los hechos principales del relato. De él he suprimido los incidentes más odiosos, tales como el desmembramiento de Horus y la decapitación de Isis. En efecto, si tales ficciones basadas en una naturaleza feliz e imperecedera, pues así conviene ante todo representarnos la naturaleza de la divinidad, se exageran y narran hechos verdaderos, no tengo necesidad de decir, ¡Oh Clea!, que, según la expresión de Esquilo, hay que rechazarlos escupiendo y enjuagarse después la boca. Tú misma, estoy seguro sentirás aversión contra cuantos tienen sobre los dioses opiniones tan extravagantes y bárbaras. Tampoco necesito decirte que el relato que acabo de hacerte no se parece por entero a esas fábulas inconsistentes, a esas inventivas huecas que engendran tanto los poetas como los prosistas como las arañas, extrayéndolas de su imaginación y tejiéndolas y extendiéndolas sin principio básico alguno. Pero muy bien sabes que contiene accidentes reales y ciertos hechos verdaderos. Y de la misma manera que afirman los matemáticos que el arco iris es imagen del sol diversamente coloreado y matizado por la reflexión de sus rayos en las nubes, el mito que acabo de narrarte es la imagen de cierta verdad que refleja un mismo pensamiento en diferentes ambientes, como nos lo dan a entender esos ritos impregnados de luto y tristeza aparente, esas disposiciones arquitectónicas de los templos cuyas diversas partes se desarrollan en libertad, en libres explanadas expuestas a la luz del día algunas de las veces, ocultándose otras bajo tierra y extendiéndose en las tinieblas y presentando una sucesión de salas en las que se viste a los dioses, recordando al mismo tiempo las casas y las tumbas.55 Eso es así mismo lo que nos manifiesta, aunque no con tanta evidencia, la reputación de las tumbas de Osiris, pues se dice que su cuerpo está enterrado en varios lugares. No obstante, se cita una pequeña ciudad, llamada Dioquitos,56 como el lugar que contiene su verdadera tumba. Por otra parte, los más afortunados y poderosos de entre los egipcios son enterrados preferentemente en Abidos,57 porque es un honor para ellos que se les sepulte en las cercanías del sepulcro que guarda el cuerpo de Osiris. En Memfis, en donde se alimenta al buey Apis, imagen del alma de dicho dios, se dice también que allí reposa su cuerpo, y esta ciudad, según pretenden algunos, significa "Puerto de todos los Buenos"; hay otros que la llaman adecuadamente "Tumba de Osiris".58 Se dice asimismo que cerca de Filae59 hay una islita impenetrable para todo el mundo y absolutamente inaccesible; en ella no se posan jamás las aves, y los peces nunca se aproximan a sus riberas. Sin embargo, en cierta época determinada, penetran los sacerdotes en el agua para dirigirse a ofrecer en ella sacrificios fúnebres, coronar la tumba que en ella se encuentra y que sombrea una planta de metida,60 cuya altura supera a la de cualquier olivo.

Pintura de David Roberts (1838). Reconstrucción de una vista de la isla
de Filae con el Templo de Isis y el kiosko de Trajano, en el Nilo.
 

Antología
 
NOTAS
* Esta introducción es lo que escribe Federico González Frías en su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos en la entrada: Plutarco de Queronea. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013. Disponible también en internet: https://www.diccionariodesimbolos.com/
** Los capítulos seleccionados de esta obra de Plutarco que hacen referencia propiamente al mito de Isis y Osiris han sido extraídos de la edición publicada por la Editorial Glosa, Barcelona, 1976, incluyendo las notas pertinentes, a veces abreviadas, del traductor M. Meunier.
1 Clea, a quien Plutarco dirige su discurso en su tratado Sobre Isis y Osiris era de origen griego y no egipcio como creían algunos. Por este primer opúsculo sabemos que era de elevada cuna, que había leído mucho y se había iniciado en los Misterios Osíricos y presidía las Tíadas de Delfos.
2 Homero habla en estos versos de Zeus y Poseidón. Cf. La Ilíada, XIII, versos 354-355.
3 Según Plutarco, que atribuye en este caso etimología extranjera a una palabra egipcia, el nombre de Isis se deriva de ciertos tiempos del verbo griego, eidenai, tomados del antiguo verbo isemi, "saber"; el nombre de Tifón de otro verbo griego, typhein, que significa "hacer humear", "cegar". Los griegos consideraban a Tifón ya como genio monstruoso del huracán destructor, ya como gigante rebelado cuyo aliento humeante escapa por el cráter de los volcanes. Cf. Decharme, Mitología de la Grecia Antigua. En la Mitología egipcia, Tifón es el asesino de Osiris, el desierto árido, el viento ardiente que seca y consume toda vegetación, las tinieblas y el principio del mal. (...)
4 El templo consagrado a Isis se llamaba, en efecto, Iseión, y Plutarco deriva esta palabra de la misma raíz que sirve, según él, para formar el nombre de la Diosa. Sin embargo, el jeroglífico que forma la palabra Isis sirve para escribir el vocablo "morada, residencia, estancia, sede". Cf. Lefébure, El Mito Osírico, sec. II, "Osiris", págs. 134-135. Parece que Plutarco no lo ignora, puesto que nos dice que Isis "vive y cohabita" con el Ser primero, afirmando también, en el párrafo 56 de este tratado, que Isis es la "sede y receptáculo" de la generación. El Iseión no era sólo templo; estaba rodeado de salas reservadas a los fieles, que servían para sus reuniones, ejercicios espirituales, instrucción: era algo así como la ecclesia de los cristianos. Cf. Moret, Reyes y Dioses de Egipto, pág. 173.
5 Es Hermópolis ciudad situada en el Alto Egipto. Su dios principal era Thot, o Hermes. Plutarco, en el párrafo 55 de este tratado, nos dice la manera como este dios fabricó su lira. "Thot era dios de la Música y del Verbo; en efecto, originó sus dioses menores emitiendo sonidos de su boca". Cf. Maspero, Biblioteca egiptológica. Estudios de Arqueología y Mitología egipcias, t. II, págs. 373-374. Los egipcios no separaban la Verdad-Justicia de la Inteligencia suprema. Obrando de acuerdo con la verdad, se conformaba el hombre con la realidad, la justicia suprema, el orden y la ley. Sobre la verdad como principio del orden universal, cf. P Virey, La Religión del antiguo Egipto, págs. 80-90. Este orden, creado por la inteligencia, se manifestaba por el Verbo, se identificaba con Isis-Justicia.
6 Los Hieroforos eran los sacerdotes que llevaban en las pompas de Isis el ciste o cesto en que, según Apuleyo, Metamorfosis, libro XI, "se encerraban los objetos sagrados, y que ocultaba a todas las miradas los misterios ocultos de la sublime religión". Los Hierostoles se cree que, al mismo tiempo que cuidaban del guardarropa de los Dioses, tenían a su cargo vestir y adornar sus estatuas. Sobre el sacerdote egipcio, cf. Walter Otto, Los sacerdotes y los templos en el Egipto griego, p. 75 y sigs. Respecto a los parecidos y analogías reales existentes entre la formación, vida y organización del sacerdote egipcio y el sacerdote eleusiano, cf. P. Foucard, Los Misterios de Eleusis, p. 227-223. "Los atenienses, dice, en efecto, Diodoro de Sicilia, I, 29, observan en Eleusis los mismos ritos que los egipcios, porque los Eumólpidas derivan de los sacerdotes egipcios, y los heraldos de los Pastoforos". Los pastoforos eran sacerdotes encargados de llevar en las procesiones pequeños naos, en que encerraban las estatuas divinas. Se les confunde con los hieroforos. Cf. A. Moret. Historia del culto de las divinidades de Alejandría, p. 131-155.
7 "No eran los primeros que llegaban, dice también Clemente de Alejandría (...), a quienes los egipcios iniciaban en sus misterios; no era a los profanos a quienes comunicaban el conocimiento de las cosas divinas, sino únicamente a los que debían subir al trono, y a aquellos de entre los sacerdotes reconocidos como más recomendables por educación, instrucción y cuna".
8 Clemente de Alejandría (...), da a las esfinges el mismo sentido simbólico que les atribuye Plutarco. En realidad, su función consistía en guardar los templos, los dioses, los muertos, apartando de ellos a sus enemigos. Los egipcios no sólo rendían culto a los animales visibles, sino también a los fantásticos. Les atribuía, dice Sourdille (...), "los estados de conciencia y forma exterior de los seres que tenían a la vista, y preferentemente la forma de animales cuya actividad psicológica, más difícil de penetrar que la del hombre, tenía para él carácter más misterioso".
9 Athena [es decir, Atenea, ya que cuando Plutarco se refiere esta diosa, le llama Athena], o Nit, era la divinidad principal de Sais, ciudad del Bajo Egipto. Se le dio a Osiris por esposa, confundiéndola con Isis. Era, como Athena, diosa del tejido y guerra. En Sais se invocaba como creadora del mundo y madre de los dioses.
10 También Proclo relata esta inscripción, In Plat. Tim., 30, que añade las siguientes palabras a las de Plutarco: "el fruto que he engendrado ha sido el sol". En cuanto al lugar de esta inscripción, se lee habitualmente "sobre el frontón del templo de Athena". Tal vez haya que traducir como Amyot, "sobre la imagen de Pullas [es decir, Palas]", o si se quiere seguir el texto más de cerca, sobre el pedestal o sobre el zócalo de Athena. (...)
11 Amoun o Amon, tras haber sido el dios único de Tebas, llegó a ser, con la dinastía XVIII, el dios supremo de Egipto. (...) Entonces fue identificado, con el nombre de Amon-Rá, con Rá, el dios único de Heliópolis. "Este dios de los teólogos tebanos, dice Maspero (...), era un ser perfecto dotado de ciencia e inteligencia ciertas, el 'uno único, el que existe por esencia, el sólo que vive en substancia, el único generador en el cielo y en la tierra que no haya sido engendrado, el padre de los padres, la madre de las madres'". Su nombre Amoun, el Ammon de los griegos y de los romanos, deriva de la raíz amm, "estar oculto", designa la fuerza de la naturaleza que obra invisible en lo oculto. (...) Pero este dios, que trae a la luz las fuerzas latentes de las cosas ocultas, debía ser eclipsado, absorbido por Osiris.
12 Manethon el Sebenita era un sacerdote egipcio que, en el reinado del primer Ptolomeo, escribió en griego una obra sobre la religión y la historia de su país. Sus Crónicas en tres libros contenían una relación de las diferentes dinastías. La obra en sí se ha perdido, pero ha sido conservada una preciosa lista de las dinastías debido a Julio Africano y Eusebio.
13 Hecateo de Abdera, discípulo de Pyrrón y contemporáneo de Ptolomeo, hijo de Lagus, era un filósofo que, entre otras obras, escribió el tratado Sobre la filosofía de los egipcios (...).
14 Diodoro de Sicilia, I. 96, dice: "Los sacerdotes egipcios afirman, apoyándose en el testimonio de los libros sagrados, que entre ellos se vio a Orfeo, Museo, Melampos, Dédalo, luego al poeta Homero, Lycurgo el espartano, Solón de Atenas, Platón el filósofo. También citan a Pitágoras de Samos, Eudoxio el matemático, Demócrito de Abdera y Oenopidas de Chios".
15 Plutarco dice frag., 33, trad. de Bétolaud: "Nada tan especial de la filosofía pitagórica como el uso de símbolos, tales como los empleados en la celebración de los Misterios. 'Es una manera de hablar que participa del silencio y el discurso'... Lo que en ellos se dice es muy evidente y claro, para quienes están acostumbrados a este lenguaje, para los ignorantes obscuro y difícil de comprender. El sentido aparente de estos símbolos no es el verdadero, siendo preciso buscar el que parece encierran". [Ver Plutarco: Tratado sobre la educación, XVII, donde explica los preceptos citados más arriba].
16 Apolo era la mónada, porque su nombre "excluye la multiplicidad", diá tó apothen einai ton pollon. La díada, o número 2, era el primer número par, es decir, femenino. El número 7, o septenario, se llama Athena, por ser el único que no engendra ninguno de los comprendidos en la década, no siendo tampoco engendrado por ninguno de ellos. El primer cubo se atribuía a Poseidón, porque este dios se llamaba aspháleios es decir "sólido, inderribable". Cf. A. Delatte, Estudios sobre la lit. pit. p. 142 y sigs.
17 Diodoro de Sicilia, I, II, da sobre Osiris la misma etimología que nos proporciona Plutarco. Según otros, el nombre de Osiris debe significar "la potencia de Rá" o la fuerza del sol que se renueva y desarrolla por períodos.
18 Hermes es el dios Thot. Era inventor de la escritura y padre de la historia. "Apareció, dice Virey, en La Religión del antiguo Egipto, p.169, en la leyenda osiriana, como aliado de Osiris y Horus. Procura al sol la victoria contra sus enemigos, las tinieblas, dando a su palabra el poder de hacer la verdad, es decir, la virtud creadora. Finalmente pone paz entre Horus y Set, entre el sol y las tinieblas, fijando los límites del dominio de cada uno de ellos. En efecto, es el dios mediador y regulador; es marido de Má, la regla y la rectitud; está asociado a la luna a causa de la regularidad de las fases de este planeta. Como inventor de la escritura es dueño de las palabras divinas, señor de los escritos divinos; es el dios de las letras, las ciencias y la historia. Se le consagraba al cinocéfalo. Si algunas veces se le ha pintado, como a Anubis, en forma de perro, es porque se lo consideraba como portero y guardián de los cielos. Este dios presidía el comienzo de los tiempos y de los años, y el primer mes del año egipcio le estaba por ello consagrado". (...)
19 Ochos o Artajerjes III, rey de Persia, se apoderó de Egipto reinando de 359 a 333. Los egipcios, dice Maspero, op. cit. p. 754, "Lo comparaban a Tifón por su crueldad, llamándole 'asno', porque este animal estaba consagrado al dios del mal. Llegado a Memfis, ordenó, según se dice, se sacrificase y preparase al buey Apis para servirlo en un banquete que ofrecía a sus amigos, entronizando en el Templo de Phtah un asno al que rindió honores divinos". (...)
20 Rhéa es Nouit, diosa del cielo o del espacio de los cielos.
21 Cronos es Gabou (Sibou), dios de la tierra.
22 El sol es Rá, u ojo diurno del rostro celeste.
23 Hermes es Thot, dios de la razón, de la medida y del verbo.
24 La Luna es el ojo nocturno del rostro celeste. (...) Hay que observar fue Hermes, la razón determinante y el verbo creador, quien jugando a los dados con la Luna, es decir ejerciendo su pensamiento, prevalecía sobre lo indeterminado, permitiendo a Rhéa, madre de todos los dioses, dar a luz y manifestar todo cuanto estaba virtualmente encerrado en su seno.
25 Al hacer coincidir la ordenación del tiempo con el nacimiento de los dioses, los egipcios quieren, tal vez, dejarnos entender que los dioses nacieron para manifestar en el tiempo aquello que está fuera de él, y ordenar el mundo de acuerdo con las leyes de la Inteligencia eterna. ¿Será así?
26 Las Faloforias eran procesiones en honor de Dioniso, que se celebraban en Grecia para honrar a este dios fecundador. El "Falo" era elevado con gran pompa, como símbolo de la potencia generadora y actividad fecunda de Bacchos.
27 Rhéa (o diosa del espacio de los cielos) fue por lo tanto fecundada por tres dioses, Rá (o el sol supremo de la inteligencia eterna) engendró a Osiris y Apolo; Hermes (o el verbo creador) engendró a Isis, y Cronos, o la tierra, Tifón y Neftis. Diodoro de Sicilia, I, 3, dice que de Cronos y de Rhéa nacieron cinco dioses cuyo nacimiento coincidió con uno de los cinco días adicionales del año egipcio. Estos dioses son: Osiris, Isis, Tifón, Apolo, y Afrodita. Osiris fue el cuarto rey de las dinastías divinas que reinaron primitivamente en Egipto, según se dice.
28 "Osiris, continúa diciendo Diodoro de Sicilia, I, 14, hizo ante todo perder a los hombres el hábito de comerse unos a otros, tan pronto descubrió Isis el trigo y la cebada, que crecían anteriormente sin cultivarlos confundidos con otras plantas. Osiris inventó el cultivo de las frutas, y a consecuencia de este beneficio, el empleo de un nuevo alimento agradable hizo abandonar a los hombres salvajes costumbres".
29 No sólo descubrió Osiris el trigo, sino que, como el Dionisio de los griegos, descubrió asimismo el vino recorriendo el mundo para propagar su descubrimiento. Osiris dice Diodoro de Sicilia, I, 15, "descubrió la vid en territorio de Nysa; y, al pensar en la manera de utilizar su fruto, fue el primero que bebió vino, enseñando a los hombres el cultivo de las viñas, el empleo del vino, su preparación y su conservación". Tras este descubrimiento, añade este mismo autor, I, 17, "Osiris reunió un gran ejército, con objeto de recorrer la tierra y enseñar a los hombres a cultivar la vid".
30 Según algunos exégetas, nos dirá más adelante Plutarco, en el párrafo 39 de este tratado, las emboscadas preparadas por Tifón contra Osiris no representan más que la intensidad de las sequías que evapora el agua del Nilo y la reserva de su lecho. Osiris es el Nilo, Tifón el principio ardiente que lo consume todo, y la reina Aso es personificación de los vientos del Sur que soplan de Etiopía. Efectivamente, el viento Sur, al detener los vientos etesios que soplan del Norte, encienden el aire, divide el Nilo en pestilentes charcas, oponiéndose al progreso de toda vegetación. (...)
31 La estatura de Osiris, dice Maspero, Historia antigua de los pueblos, pasaba los cinco metros.
32 El mes de Athyr es el tercero del año egipcio; correspondía a fines de octubre y a la mayor parte de noviembre. Su nombre es el de la Afrodita egipcia, o Hathor.
33 Según Heródoto, 11, 91, y Diodoro de Sicilia, 1, 18, Chemmis, Panópolis más tarde, es una gran ciudad del Alto Egipto, célebre por su templo a Perseo y sus juegos gímnicos.
34 Coptos es una ciudad de Thebaida, situada al Este del Nilo, un poco más allá de Tebas.
35 Los egipcios, dice también Eliano, (...) "pretenden que Apis es excelente adivino. No dejan que las mozas se sienten sobre trípodes cerca de él, como tampoco las viejas; tampoco le dan para que beba brebaje sagrado. Pero todo el que viene a rogar algo a este dios e interrogarle sobre el porvenir, recibe su respuesta por boca de niños que, súbitamente inspirados, juegan en las cercanías del templo y bailan al son de la flauta".
Sobre la llamada al concurso de los niños para revelar los secretos del porvenir, dice Apuleyo: "Estoy convencido de que un alma humana, sobre todo las sencillas, como la de un niño, pueden, por mediación de encantos y la embriaguez producida por los perfumes, quedar adormecidos y enteramente aisladas de la consciencia de las cosas de este mundo; e, insensiblemente, olvidando el cuerpo, verse conducidas a su naturaleza, inmortal y divina como se sabe, y que, entonces, como caídos en letargo, pueden presagiar el porvenir".
36 Neftis, hermana de Isis y esposa de Tifón, es diosa cuyo nombre quiere decir, según afirma Maspero, Historia antigua de los pueblos, "la Señora del Castillo". Es como si dijésemos el reflejo femenino de Tifón, su esposo, no teniendo carácter personal acusado. Así como Tifón es el dios del desierto y de la aridez, Neftis personifica las pendientes áridas que la inundación no alcanza, y, según Plutarco, párrafo 38, las bajas tierras de Egipto que limitan el mar. Esta diosa se lamentó con Isis sobre el cuerpo de Osiris, ayudándola a enterrar a su esposo.
37 Plutarco nos dirá más adelante, párrafo 38, que "Anoubis personifica el horizonte por donde sale el sol, lo mismo que aquél por el que se oculta". En la leyenda osiriana, tras haber ayudado Neftis a Isis a enterrar a Osiris, se le concibió como divinidad funeraria. Era "el que abre los caminos", asistiendo a la operación de pesar el corazón. En este aspecto se parecía a Hermes psicopompo o conductor de las almas entre los griegos.
38 Byblos es una ciudad de Fenicia, célebre por su culto a Adonis, dios que, como Osiris, moría para resucitar. El cofre que contenía el cadáver destrozado de Osiris llegó junto a un brezo, un tamarisco, según se cree. Sobre la influencia que haya podido ejercer el mito de Adonis sobre el de Osiris, relación afirmada por el hecho que Adonis, precipitado en el mar en Alejandría era aquel cuya cabeza se recogía algunos días después en Byblos.
39 Este rey Malcandro, en cuya morada residió Osiris entre el instante de su muerte y el momento en que Isis le halló para devolverle la vida, parece ser, según Isidro Lévy, el maestro de Hades, el fenicio. (…)
40 Astarté, tanto en Byblos como en Sidón era particularmente venerada como diosa protectora de estas ciudades. De este modo se aproxima o podía compararse a Athena Poliada, cuya virtud tutelar se extendía no sólo a la ciudad de Atenas, sino a todas las formas de actividad de sus habitantes. Para Maspero, Historia antigua de los pueblos, t. II p. 571, Nemanous debiera parecerse a la Diosa hermapolitana Nahmaouit, variedad de Hathor, cuyo nombre significa, según este mismo autor, "La que arranca el mal"; y Saosis, también según Maspero, (...) debía ser la Diosa Iousasi, esposa de Toumou, creador del cielo y de la tierra; su nombre significa, como Plutarco nos dice al tratar del de Athena, "viene, crece". En fenicio, el nombre Nemanous viene de una raíz que significa "guardar, proteger, conservar". En Saosis podemos también descubrir la raíz sao, que en griego significa "conservo, guardo". Si así es tal vez habría que considerar, como hace Champollion-Figeac, Egipto Antiguo, p. 249, en el nombre de esta compañera de Thot, o de Nemanous, "La que preside la conservación de los gérmenes", cosa que puede atribuirse tanto a Astarté, la fenicia, como a la diosa Isis, con la cual fue identificada, ¿no parece así?
41 Al poner Isis el dedo en la boca del niño dándoselo a chupar, efectuaba un antiguo rito de adopción. Maspero, Historia antigua de los pueblos, t.II.
42 La leyenda de Isis, tal como la relata Plutarco, tiene muchos puntos de semejanza sorprendente con la que nos canta el himno homérico a propósito de Deméter. En ella se nos dice que cuando Deméter se enteró del rapto de su hija Coré, "sintió un agudo dolor en el corazón; rasgó con sus manos las cintas que ceñían sus cabellos; echó sobre sus hombros un velo oscuro y se lanzó como un pájaro sobre la tierra que nos nutre y sobre la olas en busca de su hija". Para encontrarla soportó mil males la Diosa errante, la Madre dolorida. Finalmente, consintió detenerse y reposar en el palacio de Keleos. Metanira, esposa de Keleos, confió a su hijo Demofón a Deméter. El niño creció "como un dios, sin alimentarse de pan ni de leche". Su divina nodriza le ungía con ambrosía, y, teniéndole en sus brazos, le enviaba su soplo suave. Durante la noche le ocultaba en el fuego, como una brasa. Llegó el día en que Metanira observó que Deméter ponía su hijo entre las llamas; espantada, quitó a su hijo de manos de la nodriza, y, sin quererlo le privó del privilegio de la inmortalidad, porque la llama en que Demofón era depositado todas las noches, de acuerdo con la idea del mito de la hoguera de Heracles y la leyenda de Isis, debía purificar al niño de sus elementos terrenales y hacerle inmortal.
43 El Fedros es un río que pasa por el Sur de Byblos. Hoy se la llama Ouadi-Fédar.
44 Plutarco, en el párrafo 8 de este tratado, nos ha dicho que este "hijo de leche" de la Diosa Isis, este hijo de Malcandro y Astarté, en cuya corte se introdujo la diosa para buscar a Osiris, "cayó en el río y en él se ahogó queriendo coger unas cebollas".
45 Pelusa es una ciudad situada en el Bajo Egipto, en la orilla E. de la desembocadura más oriental del Nilo, llamada boca Pelusíaca; ciudad fronteriza muy fortificada; era la llave de Egipto por el N. E.
46 Meneros, dice Heródoto, II, 79, es el nombre del único hijo de su primer rey; murió prematuramente y el pueblo le honró con una lamentación que se cantaba no sólo por los egipcios, sino también por los fenicios, los cipriotas y los griegos, que la llamaban linos.
47 "En el banquete de los ricos, dice Heródoto, II, 78, cuando la comida ha acabado, se presenta un hombre que trae y enseña un féretro, dentro del cual se halla la imagen de madera de un cuerpo muerto imitado perfectamente por el escultor y el pintor, y de uno o dos codos de longitud. Este hombre, al enseñarlo a cada uno de los invitados, dice: 'Mira a éste, bebe y regocíjate; tú serás así cuando mueras'". Esta invitación a gozar del presente está de perfecto acuerdo con las ideas de Plutarco, al explicar más tarde (párrafos 60-61) el simbolismo del mito de Isis y Osiris, que desarrollará con mayor extensión. "Para unirse con inteligencia al movimiento de las cosas, no hay que preocuparse demasiado del día de mañana, ni añorar en demasía lo que nos aportó el de ayer, sino aceptar de buen grado lo que las Horas nos traen enviado por la Providencia que gobierna el mundo, y aceptarlo con satisfacción y alegría".
48 Buto es una ciudad del Bajo Egipto, cercana a la boca benéfica del Nilo. (Heródoto, II, 155-156). El nombre de esta ciudad significa "la casa, la localidad" de Uto, o Outit, diosa egipcia que los griegos confundieron con Leto. El hijo de Isis, Horus, se educó en ella. Isis lo había confiado a Outit para sustraerlo a las emboscadas de Tifón, y guardarle mientras continuaba la busca del cofre. Cf. Sourdille, Heródoto y la religión de Egipto.
49 Según Diodoro de Sicilia, I, 21 y IV, 6, "Tifón destrozó a Osiris en veintiséis pedazos, que distribuyó entre sus cómplices con objeto de que todos sintiesen odio común y asegurarse de este modo defensores de su reinado".
50 Para ocultar la tumba de su marido, dice Diodoro, I, 21, y hacer que lo venerasen todos los habitantes, Isis hizo lo siguiente: "Envolvió cada una de sus partes en una figura de cera y aromas, parecida en magnitud a Osiris, y convocando a todas las clases de sacerdotes una tras otra, les hizo jurar el secreto de la confidencia que iba a depositar en ellos. Anunció a cada una de dichas clases, que le había confiado preferentemente el sepulcro de Osiris, y, recordando sus beneficios, les exhortó a que diesen sepultura al cuerpo en sus templos, a que venerasen a Osiris considerándolo como dios, a consagrarle uno de sus animales, cualquiera de ellos, a honrar a dicho animal mientras viviese, como a Osiris en otro tiempo, y a rendirle los mismos honores cuando muriese y tras su muerte". Trad. de Hoeffer.
51 Puede ser que, en esta alegoría de Osiris, privado de los atributos de su sexo, como Urano y Adonis, cerca de las fuentes y los ríos, y cuya sangre y semilla se mezclan con las aguas, hay que comprender la supervivencia mítica de un antiguo rito de fecundación.
52 Diodoro dice también, I, 22. "Como Isis no pudo hallar las partes sexuales de Osiris hizo construir una imagen en los templos, y le atribuyó culto particular en las ceremonias y sacrificios que se efectúan en honor de este dios. Por eso los griegos, que tomaron de los egipcios las orgías y fiestas dionisíacas, sienten gran veneración por el Falo en los misterios e iniciaciones de Baco". Y Diodoro continúa diciendo, I, 88: "también muchas otras naciones consagraron en sus mitos el órgano de la generación... De esta manera rinden homenaje al principio fecundante". Sobre las estatuillas itifálicas que paseaban las mujeres egipcias, cf. Heródoto, II, 48. Si se honraba el Falo de esta manera, es porque la generación, cuyo órgano es el Falo, nos liga al movimiento que tiene su principio en el deseo de la generación, y la generación, dice más abajo Plutarco, 80, es la manifestación por mediación del movimiento, de las Razones que residen en la impenetrabilidad e invisibilidad de la Inteligencia divina.
53 Horus es el Sol como montado sobre un corcel. Venga el insulto de Tifón, que haciendo disminuir el agua del Nilo, causó a Osiris, y mata, de la misma manera que Apolo, en su lucha contra Phyton, la serpiente que simbolizaba las sinuosas exhalaciones mefíticas que ascendían saliendo de los limos que desecaba. La concubina de Tifón, Thoneris, parece sea en este trozo aquella reina de Etiopía llamada Aso, que secundó a Tifón en su conjura contra Osiris. Personifica ella los ardientes vientos del Sur. Pero como en otoño, al despertar los vientos etesios, los del Sur beneficiaban a los egipcios, por favorecer la retirada de las aguas y permitir la siembra de las tierras, se explicaba este feliz cambio debido a defección por parte de Thoueris.
54 Hijo de Isis y Osiris; Harpócrates era Horus niño, el Sol naciente, que representaban los egipcios, según Plutarco, párrafo II de este tratado, como un niño recién nacido saliendo de un loto. Y más adelante, párrafo 65, dice también, personificaba los gérmenes que comienzan a brotar. Para otros Harpócrates es el sol debilitado del invierno. Su lucha con Tifón parece simbolizar el sol naciente que disipa las sombras de la noche. Se le representaba con los atributos convencionales de la infancia: la trenza de cabellos sobre la oreja y el dedo en la boca. Los griegos lo imaginaron con un dedo sobre la boca, es decir, ante los labios, haciendo de él, como dice Plutarco, párr. 68 de este tratado, un símbolo de discreción y silencio. Harpócrates simbolizaba las incesantes renovaciones de la vida, la eterna juventud, todo cuanto rejuvenece perpetuamente debido a las alternativas de la vida y la muerte. Cuando Isis se trocó en Afrodita, Harpócrates fue asimilado a Eros.
55 Sobre las criptas de los templos egipcios y especialmente sobre las de Denderah, cf. Mariette, Denderah, texto, ps. 227-228. Únicamente los sacerdotes conocían su entrada; en ellas se depositaban estatuas hechas de materia preciosa, perfumes.
56 Diochitos, dice Esteban de Bizancio, es un burgo de Egipto en el que se halla enterrado Osiris.
57 Virey dice, en Relig. del ant. Egipto, p. 162; "Había en Egipto varias tumbas de Osiris, tantas cuantos trozos hizo Set, su matador, de su cuerpo despedazado. Pero cerca de la tumba de Abydos es precisamente el lugar en que gran número de hombres piadosos egipcios deseaban se les enterrase, o al menos se les representase cuando muriesen por medio de un obelisco". En Abydos es donde se conserva la cabeza de Osiris.
58 El nombre de Memfis, Minnofirou, dice Maspero, "significa el buen asilo", el puerto de los Buenos, el sepulcro en que los muertos felices venían a reposar cerca de Osiris.
59 Filae es una isla que forma el Nilo precisamente encima de la primera catarata, en la frontera S. de Egipto del lado de Etiopía. La islita de que nos habla ahora Plutarco se llamaba, según dice Diodoro de Sicilia, I, 22, "Campo sagrado". Se dice que Osiris estaba enterrado allí.
60 Planta desconocida. La tumba de Osiris estaba, generalmente, sombreada por un árbol.