Durero. El caballero, la muerte y el diablo.
EL CABALLERO, LA MUERTE Y EL DIABLO
Con este grabado nos hallamos en las profundidades del Averno. El paisaje desolador recuerda a la selva selvaggia del Infierno de Dante, imagen de las pasiones que atenazan el hombre a los estados inferiores (de ahí in-fernus). Sin embargo la actitud del caballero (del iniciado) es serena, impasible, fijando su mirada en un destino superior que ni la muerte, ni las ambiciones y riquezas de este mundo (el diablo), pueden impedir que se cumpla. El caballero, armado de lanza y espada (símbolos axiales), se dirige a su propio castillo o fortaleza interior, y el camino que emprende es ya ascendente. El caballo que monta y el perro que le acompaña son dos animales psicopompos, pues el proceso de la iniciación se asimila al viaje post-mortem. En ese viaje se hace necesaria la compañía salutífera de la doctrina para que el peregrino no se pierda en los meandros laberínticos del "mundo intermediario", doctrina que está aquí representada por el perro, animal que en los textos herméticos con frecuencia se identifica con el mismo Hermes-Mercurio.

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